Pese a los pasos dados, los animales continúan siendo maltratados en laboratorios, en espectáculos o en cacerías
La prohibición de la caza del lobo ibérico, el fin de las corridas de toros en Gijón, el crecimiento de las alternativas vegetales a la carne, menús más veganos en empresas y centros públicos como las universidades berlinesas, el fin de la experimentación con animales para la industria cosmética en México, el nacimiento de la primera miel vegana y otras noticias han arrojado esperanza, el pasado 2021, en el movimiento animalista.
La peletería es uno de los sectores donde más se ha avanzado. A mediados del año, Estonia prohibía las granjas peleteras, e Italia ha hecho lo mismo más recientemente. Mientras tanto, en España las granjas de visones no han dejado de estar en el punto de mira por ser focos de la COVID-19, pese a que aquí todavía no se ha dado el paso de prohibirlas definitivamente. Dichas granjas sí se han prohibido, en 2021, en Francia, en una amplia ley que contiene otras mejoras para los animales, como el fin de los circos donde estos son utilizados. El gigante francés Kering anunció que dejaría de usar pieles en todas sus marcas, y la revista Elle decidió dejar de publicar anuncios e imágenes de pieles en sus páginas.
Argentina, por su parte, se convertía en el primer país del mundo donde se prohibía la cría de salmones, e Indonesia condenó, por primera vez, a un comerciante de carne de perro. En España, se multó a una conocida web por publicar anuncios de cachorros en venta.
Este 2021, también han salido a la luz datos esperanzadores que señalan el imparable avance del veganismo. En el ámbito audiovisual, el estreno de producciones como Gunda o Susi, una elefanta en la habitación han hecho reflexionar a muchos espectadores, mientras Joaquin Phoenix se propuso rescatar a los dos animales que inspiraron Hermano Oso.
Además, este año hemos podido vislumbrar el fin de las gallinas enjauladas, al menos en la Unión Europea, que también ha investigado el transporte de animales vivos. Italia aprobó la prohibición del asesinato de pollitos macho en la industria del huevo. Inglaterra, por su parte, se ha propuesto reducir el consumo de carne un 30% en una década. En España, el Gobierno lanzaba la campaña «Menos carne, más vida», para reducir el consumo de alimentos cárnicos, así como otras medidas enfocadas a los animales, como el programa VioPet, la puesta en marcha de una Unidad de Intervención Veterinaria, nuevas campañas contra el abandono y una futura Ley de Protección Animal que no ha gustado nada a los cazadores que están presionando para que no se apruebe. Este año, al fin los animales han dejado de ser considerados cosas ante la ley. En el vecino Portugal, se reconocía la tauromaquia como algo violento y se prohibía la entrada a espectáculos de este tipo para los menores de 16 años.
En el mundo virtual, la red social Twitter bloqueó una cuenta taurina por «fomentar el placer sádico».
No todo ha sido positivo
La parte negativa es que todavía hay animales que siguen siendo utilizados como entretenimiento, a los que se obliga a «trabajar», como la pareja de chimpancés protagonistas de uno de los últimos videoclips del grupo The Offspring, duramente criticado por animalistas de todo el planeta; o como los toros que volvieron a ser utilizados en muchos festejos populares después de las cancelaciones del 2020, debido a la pandemia, entre ellos Campanito, que fue golpeado repetidas veces tras escapar de la tortura; o como los caballos que sirvieron como «lienzo» en una actividad infantil de un centro hípico murciano.
Otros animales parecen importar poco a las autoridades, como las aves migratorias amenazadas por el proyecto de ampliación del aeropuerto de El Prat; o como las víctimas de Vivotecnia, escándalo que dio paso a una multitudinaria manifestación en contra de la experimentación animal el 29 de mayo. Desde que salió a la luz el maltrato que se había producido en este centro (algo que no es un caso aislado), el laboratorio no ha dejado de dar titulares, como cuando el Juzgado denegó el decomiso de los animales, o cuando se aprobaron nuevos contratos con dicho laboratorio. Otra gran manifestación fue la del 18 de septiembre: «Misión Abolición», contra la tauromaquia, que, por otro lado, continuará recibiendo subvenciones.
Por desgracia, 2021 también ha sido un año devastador para las cotorras de Madrid, que están siendo asesinadas por el simple hecho de haber hecho de la ciudad su hogar, situación propiciada por el propio ser humano. O para las especies consideradas cinegéticas en Castilla y León, con su nueva Ley de Caza. O para las víctimas del incendio de Sierra Bermeja o del volcán de La Palma. O para los delfines en las Islas Feroe. O para los millones de animales que siguen siendo criados para consumo.
En China, volvía el festival de Yulin, un infierno para perros y gatos. Y en Tokio, el caballo Jet Set se convertía en otra víctima más de la hípica. En Europa, continuó esa moda de comprar animales exóticos, algunos de ellos procedentes del tráfico ilegal de especies. Y de vuelta a España, una empresa causó el rechazo de la comunidad científica al pretender instalar una granja de pulpos.
Mientras tanto, también ocurrieron paradojas, como la celebración, por parte del sector cárnico, del Día Mundial del Medio Ambiente; o como la pretensión del Gobierno de Andalucía de introducir la caza en los colegios cuando el número de licencias disminuye cada vez más.
Este año, además, lo hemos terminado como los anteriores: usando pirotecnia ruidosa que afecta a animales de diferentes especies. Pese a todo, lo más razonable es que este 2022 sigan avanzando el veganismo y la mayor sensibilidad hacia los animales.