¿Por qué como hamburguesas (vegetales) si soy vegana?

¿Por qué las personas veganas comemos alternativas a la carne o a los lácteos si somos veganas? La respuesta es muy sencilla: porque no contienen ingredientes de origen animal. A estos últimos renunciamos cuando nos hacemos veganos, pero eso no significa renunciar a cualquier ingrediente que los imite.

Creo que ya he contado alguna vez que cuando me hice vegana, una chica me preguntó mis motivos para tomar esa decisión, y cuando le comenté que se debía a una cuestión de ética, se extrañó mucho y afirmó que la mayoría de la gente se hace vegana «porque no le gusta la textura de la carne». Aún me asombra lo falsa y absurda que es esa creencia, sobre todo porque me resulta sorprendente que haya personas incapaces de darse cuenta de que es posible ser sensible con el sufrimiento animal.

A eso puedo añadir que dudo mucho que alguien a quien no le guste la textura de la carne se haga vegano, porque es bastante difícil que no haya absolutamente ningún tipo de carne que le guste, o de pescado, o de lácteos, o los propios huevos y la miel; o que porque no le guste esa textura deje de comprar productos testados en animales, o que se fije en los componentes de su ropa… El veganismo es mucho más que el gusto personal.

Por esa misma razón, también dudo que haya personas que se hagan veganas porque no les guste el sabor de la carne. Porque una cosa es esa, y otra muy distinta que no le guste tampoco absolutamente ningún otro alimento de origen animal, y que por ese motivo deje también de consumir productos testados o pieles.

No es cuestión de sabor

Todo lo anterior me sirve para recordar que el veganismo no es una cuestión de sabor, sino de ética. Por ello, no veo ningún problema en comer una hamburguesa vegetal, se parezca más o menos a una de carne. Y me parece una gran noticia que esos veganos que anteriormente fueron amantes de la carne tengan ahora cientos de opciones tan parecidas que les hacen este camino mucho más fácil.

Personalmente, no entro en ese grupo de veganos. La carne no me ha gustado especialmente nunca y me fue muy fácil dejarla. Mucho más fácil se me hizo en el caso de los peces o el marisco, y muchísimo más en el caso de la miel, que jamás ha formado parte de mi dieta; pero no tanto con los lácteos y los huevos, sobre todo por la cantidad de productos que los contienen sin que sean necesariamente leche, queso, mantequilla o huevos.

Por supuesto, aunque nos faciliten la vida, las alternativas vegetales a la carne no son necesarias, así como la carne tampoco lo es para estar saludables. Y dentro del veganismo, también existe la otra visión, la de quienes no consideran consumir estas alternativas porque recuerdan demasiado a la carne, que no deja de ser trozos de cuerpos de animales muertos.

En definitiva, estar en contra de la explotación animal no tiene nada que ver con los gustos personales en cuanto a comida. Podemos seguir disfrutando de una hamburguesa, de un filete, de unas albóndigas o de unos nuggets, o no hacerlo si no queremos. Lo importante es que los productos que consumamos no hayan pasado por granjas ni mataderos.

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