Es probable que si muchas personas conocieran lo que hay detrás de las granjas, dejarían de comer productos cárnicos y otros alimentos de origen animal, como huevos o lácteos. Aunque esta realidad cada vez es más conocida, la ganadería sigue tratando de ocultar lo que es y no deja de enviar falsos mensajes de sostenibilidad, de bienestar animal o de supuesta calidad.
Pero esto no es algo nuevo. La industria de la producción animal lleva décadas utilizando la publicidad para engañar a los consumidores. Por eso, hoy desmontamos algunos de los mitos en torno a esto que han calado en la población durante años.
- No necesitas tomar tres lácteos al día para obtener calcio. El calcio está presente en numerosos alimentos de origen vegetal, como las verduras de hoja verde, y sin los problemas añadidos del consumo de lácteos.
- Las vacas son inseminadas artificialmente de forma constante. Los terneros en las granjas no suelen nacer de forma natural. Las vacas son inseminadas continuamente hasta que acaba su etapa productiva. Llegado el momento, van al matadero, al igual que todos los terneros machos que tuvieron a lo largo de su vida.
- Las gallinas no son ponedoras. La puesta de huevos genera a las gallinas muchos problemas de salud, pues no es su naturaleza poner 300 huevos al año, como en las granjas. La causa de ello es la selección genética a la que han sido sometidas.
- Los animales considerados de granja no existen en la naturaleza. Ligado con lo anterior, cabe recordar que los animales han sido seleccionados genéticamente para producir más (más carne, más leche, más huevos…). Los tipos de vacas o gallinas que vemos en la ganadería no existen de forma natural.
- Las granjas no son pastos verdes. Aunque existe la ganadería extensiva, la realidad es que la intensiva es la que predomina. En ella, los animales viven en instalaciones en las que no ven la luz del sol, hacinados y en pésimas condiciones de higiene.
- La ganadería extensiva no es mas sostenible. La ganadería extensiva implica la destrucción de bosques para albergar a los animales y para plantar los pastos de los que estos se alimentan. Por ello, también agravaría el riesgo de incendios provocados. Sería insostenible tanto para el medio ambiente como para la propia industria.
- Los cerdos no son sucios. Aunque hablemos de «cerdos», «marranos» o «cochinos» para referirnos a estos animales o a personas que consideramos sucias, e incluso se usen estas palabras como insultos, la realidad es que los cerdos son animales muy limpios. Lo que ocurre es que en las granjas no tienen las condiciones para desarrollar esta faceta.
- Que otros coman carne no significa que no puedas hacer nada. Según la organización PETA, cada vegano salva a 365 animales al año, uno por día.