Los 10 motivos que necesitas para hacerte vegano

10 motivos para hacerte vegano

Con la sola existencia de uno de ellos bastaría, pero hoy te vamos a dar diez motivos para convertirte en vegano, si aún no lo eres, aunque por desgracia, podríamos crear una lista mucho más amplia de razones para dar este paso.

Y es que los seres humanos hemos creado todo un sistema de explotación hacia los animales que va mucho más allá de la carne y del sistema alimentario, pues está presente en el mundo de la moda, en los espectáculos, en las tradiciones, en el ocio, en la cosmética y en muchos otros ámbitos que jamás imaginaríamos sin la información necesaria.

Es por ello que podríamos dar mil razones por las que hacerse vegano, pero nos vamos a quedar con una decena.

1. Mataderos

Nadie ve lo que pasa en los mataderos, y no solo eso, sino que la mayoría de las personas se niegan a verlo. Preferimos comprar la carne envasada y cocinarla en la sartén sin preguntarnos qué es lo que hay detrás.

Si muchas personas vieran lo que ocurre en los mataderos, se harían veganas sin pensarlo. También son muchas las que no comerían animales si tuviesen que asesinarlos ellas mismas.

Los mataderos son lugares horribles que no deberían existir. Suelen estar alejados de las ciudades y a nadie se le ocurre acercarse a comprobar cómo entran, diariamente, camiones cargados de cerdos, de ovejas o de gallinas a los que les quedan minutos de vida.

El hecho de que esto sea realidad y no ficción es un motivo más que suficiente para dejar de comer productos de origen animal, porque los animales que producen leche y huevos también acaban en los mataderos, no solo los que se crían por su carne.

2. La industria láctea también es cruel

Industria láctea e industria cárnica son sinónimos. Es un error pensar que las vacas solo se utilizan para obtener leche y que no son asesinadas en ninguna parte del proceso.

Cuando estos animales dejan de ser productivos, su final es el matadero. También es este el destino de sus terneros cuando son machos, puesto que estos no producen leche y tampoco es viable dejarlos consumir su lactancia, pues esta va a ser envasada en un cartón que alguien comprará en un supermercado.

La vida de una vaca en una granja láctea es sufrimiento, pues constantemente son separadas de sus hijos después de que estos nacen. Esto ocurre una y otra vez, puesto que para que la vaca produzca leche, ha debido pasar previamente por un embarazo.

Pero aunque toda esta crueldad no fuese tal, el hecho de criar vacas por su leche sigue siendo explotación hacia estos animales, así que prescindir de los lácteos siempre es la mejor opción.

3. La cría de cerdos tampoco te dejará indiferente

Se dice que «de los cerdos se aprovecha todo», pero aprovecharnos de los animales es sumamente especista y egoísta.

Los cerdos, además, son animales sumamente inteligentes. Tampoco las granjas en las que se crían escapan al sufrimiento de las anteriores. Concretamente, las granjas de cerdas son el extremo de esta atrocidad. A estos animales se les obliga a tener lechones para después quitárselos, si es que sobreviven, pues muchos de ellos son aplastados por su propia madre, que no puede ni siquiera moverse en el minúsculo espacio del que dispone.

Tal vez las granjas de cerdas sean el mejor ejemplo del hacinamiento que implica la cría industrial de animales para consumo humano.

4. Pollos que no pueden mantenerse en pie

Al igual que a los cerdos que se matan por su carne, a los pollos se les engorda de tal manera que ni siquiera pueden mantenerse en pie. Para ello, se utiliza una raza seleccionada genéticamente, los broiler.

Estos animales se crían con la finalidad de ser asesinados en un corto período de tiempo, de tal forma que se obtenga mucha carne sin necesidad de que el animal alcance la edad adulta, lo más rentable para el ganadero.

A los empresarios del sector avícola poco les importa que los pollos no puedan mantenerse en pie, pues van a enviarlos al matadero. En los santuarios, sin embargo, podemos observar que cuando estos animales son rescatados, tienen serias dificultades causadas por la selección genética.

Comer pollo, que también es carne aunque algunos no se lo crean, tampoco es ético. Ni necesario.

5. Como tampoco son éticos ni necesarios los huevos

No nos olvidamos de las gallinas. La industria de los huevos no deja de ser otro constante sufrimiento para las aves.

Consumir huevos también implica muerte, pues las gallinas se mantienen, como mucho, dos años, hasta que dejan de ser productivas y son trasladasdas de la jaula al matadero, para después ser reemplazadas por otras. Esto también pasa en las granjas ecológicas.

Los huevos del pueblo, al igual que los de granja industrial, también proceden de gallinas seleccionadas genéticamente que dejarán de producir a los dos años, y pocas familias las mantienen con vida tras esto.

6. Peces y pajitas

Los peces no son menos que los mamíferos, y por poca empatía que nos provoquen, también merecen respeto.

La pesca es una actividad tremendamente perjudicial, no solo para los animales marinos (tanto los peces que nos comemos, como los que no), sino también para los propios océanos. Poco se habla de que la mayoría del plástico presente en este medio procede de restos de esta actividad. Sin embargo, nos dirán que no consumamos pajitas de plástico porque contaminan el mar.

Una contaminación que también afecta a los peces que después compramos en el mercado, aunque el veganismo nada tiene que ver con esta cuestión, sino con la palabra ya mencionada: respeto.

7. No es necesario

Ningún producto de origen animal es necesario para sobrevivir. Somos omnívoros, sí, y eso significa que podemos elegir entre una gran variedad de alimentos que pueden no ser derivados de animales.

Está demostrado que las dietas basadas en plantas pueden ser saludables si son equilibradas.

Y si no necesitamos ningún producto animal para sobrevivir, no tiene sentido seguir explotando a algunas especies para consumo. Como tampoco tiene sentido, ni es necesario, usar pieles animales, experimentar en ellos o acudir a espectáculos donde se utilizan.

8. No, tampoco necesitamos un abrigo de visón

Existen materiales sintéticos igual de abrigados que una chaqueta de cuero o de piel. Durante mucho tiempo, las pieles han sido una muestra del lugar que ocupa su portador en la sociedad. Pero no seamos estúpidos. Dejamos que la inteligencia de la que presumimos nos sirva para algo y cambiemos estas prendas por otras sin sufrimiento, en las que muchas veces ni siquiera se aprecia la diferencia estética o de forma.

Ya no estamos en la Prehistoria, y portar un abrigo de visón recuerda bastante a esos hombres de las cuevas. Al igual que muchos no serían capaces de matar ellos mismos a los animales que se comen, tampoco serían capaces de gasear a decenas o cientos de animales para arrebatarles su piel y hacerse una prenda de vestir.

9. Los espectáculos con animales también son maltrato

Tampoco tiene ningún sentido que se sigan celebrando corridas de toros, exhibiciones de animales, carreras de galgos o ciertos deportes con animales.

Estas actividades, siempre y sin excepciones, están rodeadas de maltrato animal. Tal vez en las corridas de toros es más evidente, pero también sucede en la hípica, en las cabalgatas con camellos, en los belenes con burros reales o en los paseos turísticos a caballo que se ofertan en muchas ciudades.

Por supuesto, no podemos dejar de incluir en este apartado a los circos con animales. Y es que estos no tienen que formar parte de ningún espectáculo inventado por humanos, porque ni quieren, ni tenemos derecho a arrebatarles su naturaleza.

10. No te olvides de no ir al zoo

Nuestro plan favorito de la infancia debería pasar a ser parte de nuestro pasado. A nadie se le ocurriría exponer a seres humanos en un centro para que otros paguen por verlos, algo que fue una realidad en el pasado, pero hemos evolucionado. También deberíamos hacerlo con los zoológicos que, una vez más, arrebatan a los animales su naturaleza y su libertad. Y todo por dinero, porque en los zoos no hay nada de la educación y la ciencia con las que se venden.

Lo mismo sirve para referirnos a acuarios o delfinarios. Tal vez nuestra ignorancia no nos permita ver que los animales en estos lugares no son felices y no deberían estar en ellos, pero solo es cuestión de informarse.

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