Igualdad Animal documenta incumplimientos sistemáticos en granjas porcinas argentinas

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Mutilaciones sin anestesia, carencia de espacio o animales con lesiones sin atender son algunas de las prácticas registradas

La organización Igualdad Animal ha publicado su última investigación en granjas de cerdos argentinas, que documenta prácticas crueles y presuntas violaciones de la normativa de bienestar animal en dos explotaciones de la provincia de Buenos Aires.

Las imágenes muestran castraciones y cortes de dientes y colas sin anestesia, uso sistemático de jaulas, animales con lesiones sin atención veterinaria, heridas con moscas, estrés crónico y negligencias en el manejo de cerdos muertos arrastrados a una zanja que funcionaba como fosa común. Igualdad Animal ha denunciado los hechos formalmente ante el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) por incumplimientos del Manual de Bienestar Animal.

Con estas nuevas imágenes, Igualdad Animal demuestra que los animales sufren mucho antes del momento de la matanza, durante toda su vida y en todos los ciclos de la industria ganadera, tras una investigación anterior en mataderos de cerdos y vacas en Argentina.

Prácticas habituales

Una vez más, los activistas han documentado, entre otras prácticas habituales en la ganadería, la inmovilización de las cerdas reproductoras en jaulas, con comportamientos estereotipados fruto del estrés, como morder las barras o presionar repetidamente la cabeza contra el metal. Estos son «signos claros de deterioro psicológico severo», señalan.

También se hallaron cerdos con abrasiones causadas por el contacto continuo con las rejas o animales con conductas de masticación en vacío, probablemente fruto del hambre crónica o la frustración. Todo ello en un ambiente insalubre.

Los activistas, además, registraron el proceso de inseminación artificial para la cría de nuevos cerdos.

Incumplimientos

Estas son algunas condiciones del Manual de Bienestar Animal del SENASA que habrían incumplido las explotaciones grabadas:

  • Los animales deben contar con espacio suficiente para moverse, evitar lesiones, expresar comportamientos naturales y no experimentar emociones negativas como miedo o frustración.
  • Los procedimientos dolorosos, como el corte de la cola, el limado de dientes o la castración deben realizarse bajo supervisión veterinaria.

«Lo que encontramos dentro de estas granjas muestra un nivel de crueldad que ningún animal debería soportar, y que en Argentina continúa oculto tras las paredes de una industria ganadera que se está expandiendo sin escrúpulos ni fiscalización por parte de las autoridades», apunta Dulce Ramírez, vicepresidente para Latinoamérica de Igualdad Animal.

La ganadería intensiva está creciendo en Argentina de forma acelerada. En 2024, el consumo de carne per cápita alcanzó los 18 kilogramos anuales. Entre enero y agosto de 2025, el país alcanzó su récord de producción, con 5’5 millones de cerdos en los mataderos. Las exportaciones, especialmente a China, han pasado de las 465 toneladas en 2023 a 1726 toneladas.

«Argentina tiene normativas, pero no tiene control«, comenta Ramírez. Igualdad Animal pide aumentar las inspecciones y sancionar penal o administrativamente los incumplimientos y fortalecer el Manual de Bienestar Animal y los mecanismos de fiscalización. «El crecimiento del sector no puede medirse solo en toneladas, también debe medirse en sufrimiento», agrega.

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