Una denuncia anónima revela graves abusos en una granja de avestruces de Estados Unidos

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Estos animales se crían por su carne o sus plumas

La organización PETA denuncia horribles abusos y maltrato animal en una granja de avestruces de Idaho (Estados Unidos), tras recibir información de una persona anónima sobre el trato que reciben las aves en la explotación.

Según el denunciante, los trabajadores golpean y patean violentamente a las avestruces con frecuencia mientras estas intentan huir angustiadas, chocando continuamente contra las vallas. En ciertas ocasiones, algunas aves se han roto las alas o los dedos de los pies, y han sufrido desgarros en diferentes zonas del cuerpo.

La granja, sin embargo, se vende como «de bienestar animal» y afirma que las aves tienen acceso a un entorno confortable, seco y con una temperatura similar a la de su hábitat natural en África. Sin embargo, el denunciante afirma que la granja confina a las avestruces en recintos húmedos y embarrados, sin refugios contra la lluvia, la nieve o el viento y obligadas a permanecer sobre superficies heladas en invierno, hasta el punto de que una de las aves se rompió una pierna que se había congelado por el hielo. Otras han muerto debido a las bajas temperaturas.

Además, las avestruces heridas o de bajo peso permanecen desatendidas y a menudo experimentan muertes agónicas. La persona que ha denunciado el caso señala que su comida se vierte en el barro o en comederos rotos y que las aves no se comen el pienso por la humedad. También ha contado que en una ocasión, el propietario de la explotación ordenó el traslado de una joven avestruz al corral de cría, donde otras aves la atacaron provocándole lesiones y no le permitieron acceder a la comida. Cuando los operarios acudieron a sacarla de allí, era incapaz de caminar.

Según el denunciante, los trabajadores se encargan de matar a las avestruces, a veces en pleno estado de conciencia y ante la presencia de sus compañeras. Estos animales son sociales por naturaleza.

La denuncia alerta también de altos niveles de amoniaco en las instalaciones que han provocado ceguera en las aves, e incluso la muerte por asfixia de los polluelos.

Tras hacerse pública la investigación, PETA insta a los consumidores a abstenerse de comprar carne de avestruz o elementos fabricados con sus plumas.

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