El acto ha sido organizado por el refugio de animales El Rebrot de la Vida
El refugio antiespecista El Rebrot de la Vida, ubicado en Catarroja (Valencia), ha proyectado el documental Eating our way to extinction (2021) esta mañana. El acto ha comenzado a las 11:00 horas en la Casa de Cultura del municipio y no ha dejado indiferente a los asistentes por su dureza. El filme muestra información sobre el impacto medioambiental de la industria de los productos de origen animal.
El Rebrot de la Vida es un centro que alberga a animales rescatados sin distinción de especies. Con este acto, su objetivo ha sido el de «visibilizar todas las consecuencias que tiene para nuestro planeta el consumo animal que a día de hoy podemos sustituir por una larguísima lista de alternativas vegetales, contribuyendo a evitar financiar a industrias de las más perjudiciales para el planeta y millones de animales». Cada segundo, mueren unos 3000 animales para consumo, sin contar con las especies marinas.
Desde el refugio, recuerdan que también las granjas de lácteos o huevos envían a los animales al matadero «después de una vida miserable, y tanto terneros como pollitos machos mueren al principio de forma tremendamente cruel tras no servir para la producción».
«El destino de los animales domesticados en cualquier tipo de explotación es el matadero, lo que resulta inaceptable teniendo en cuenta que hasta la legislación los reconoce como seres sintientes«, recalca la bióloga Rosa Más. «En el caso de las explotaciones extensivas, la creación y mantenimiento de los pastos arrasa grandes superficies de masa vegetal, siendo una de las principales causas de deforestación«, agrega.
En opinión de la bióloga, esta industria «es insostenible al mostrar un nulo respecto a las diferentes especies de animales y arrasar todo a nivel medioambiental».
Además, el desarrollo de la ganadería ha llevado consigo «la domesticación y selección de los animales más idóneos para su uso por parte del ser humano a lo largo de los siglos», explica. Y este proceso «ha generado individuos vulnerables a los agentes patógenos, por lo que deben ser tratados con diferentes sustancias que acaban que acaban en el suelo y en el agua, incluso en refugios y santuarios».
Rosa Más añade que «la realidad de la explotación de los demás animales responde siempre a un planteamiento extractivista, que considera al medio como un surtidor de recursos ilimitado. La industria no tiene el menor reparo en arrasar todo lo que encuentra a su paso, mientras que muchas organizaciones ecologistas abogan por una explotación supuestamente sostenible«. En este sentido, «asistimos a situaciones sorprendentes como protestar porque el plástico que envuelve a un pez atenta contra la biodiversidad, pero no se considera la posibilidad de dejar de usar a los peces como comida. Solo se muestra preocupación para que la continuidad del uso y abuso de los recursos sea posible».
Muy diferentes a la industria son los refugios como El Rebrot de la Vida, donde habitan animales como cabras, patos u ovejas a los que se prestan todos los cuidados que necesitan. Centros como este promueven el veganismo, ya que no necesitamos comer animales y la industria cárnica es responsable de algunos de los problemas de salud que afectan a la población de todo el mundo. Además, a día de hoy contamos con opciones vegetales con la misma textura y sabor que la carne.
El refugio participará en la concentración del próximo 29 de abril en Alfafar contra la tauromaquia.