Los niños consideran que comer carne es «menos aceptable moralmente» que los adultos, según un estudio

Los más pequeños también son menos propensos a tener actitudes especistas, es decir, la creencia de que los animales son superiores o inferiores según su especie

Los niños son menos propensos a percibir a los animales como alimento, según un estudio recién publicado en la revista académica Social Psychological and Personality Science. En consecuencia, los niños suelen considerar que comer carne es «menos aceptable desde el punto de vista moral» que los adultos, tal como afirman los investigadores.

La investigación tenía como objetivo evaluar el especismo en todos los grupos de edad, incluida la opinión de las personas sobre cómo deberían tratarse las distintas especies animales. Los investigadores encuestaron a 479 personas, entre ellas niños (de 9 a 11 años), jóvenes (de 18 a 21 años) y adultos (de 29 a 59 años), y descubrieron que los niños eran menos propensos a ver una jerarquía moral entre los seres humanos y los animales no humanos. Los participantes más jóvenes también eran menos propensos que los adultos a clasificar a los animales de granja como alimento, y creían que animales como los cerdos merecían un mejor trato.

«Nuestros resultados sugieren que debemos considerar cómo hablamos a los niños sobre la relación de los humanos con los animales no humanos», ha explicado el autor principal, Luke McGuire, de la Universidad de Exeter. «Los niños están motivados para considerar el daño contra el mundo natural, incluidos los animales, y como tal podríamos considerar el inicio de estas discusiones sobre las decisiones alimentarias en una etapa temprana de la vida».

Doble rasero moral

Los resultados sugieren que los humanos no nacen con los procesos mentales utilizados para justificar el consumo de carne. Más bien, se aprenden a lo largo del tiempo a partir de diversos entornos sociales, en los que los padres y los miembros mayores de la familia suelen establecer la norma sobre qué carnes de animales son «aceptables» para comer (normalmente, la de vaca o de pollo, por ejemplo), y cuáles no (los animales de compañía, como los gatos o perros).

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«Las personas suelen tener valores éticos que se contradicen y emplean un doble rasero moral», señala el estudio, y destaca que, a pesar del aprecio generalizado por los animales de compañía, la preocupación por los animales salvajes y las contribuciones a organizaciones benéficas para el bienestar de estos, «muchas personas también aceptan un gran daño para algunos animales. Por ejemplo, la gente justifica fácilmente el trato cruel que suele darse en las granjas industriales«, indica el estudio.

Oportunidad de luchar contra la crisis climática

McGuire continúa: «como ocurre con todos los procesos psicológicos sociales, merece la pena dar un paso atrás para considerar de dónde proceden estas actitudes y cogniciones. Examinar de forma crítica nuestra relación con los animales debería ser un objetivo primordial de la lucha contra el cambio climático, y que empiece en la infancia«.

Un banco de proyectos de investigación cada vez mayor está desenterrando las conexiones entre la ganadería, especialmente la producción de carne de vacuno, y la aceleración de la crisis climática. Un estudio realizado en enero reveló que la sustitución de las proteínas animales por alimentos de origen vegetal podría reducir las emisiones relacionadas con la alimentación en un 61%. Reducir la producción de carne y productos lácteos también puede ayudar a proteger a los animales salvajes, ahorrar agua y liberar grandes cantidades de tierra.

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«La producción y el consumo de alimentos por parte de los seres humanos están relacionados con problemas mundiales de actualidad, como el cambio climático«, dice el reciente estudio de McGuire sobre el especismo. «Los intentos de mitigar estos problemas globales podrían beneficiarse de diálogos abiertos sobre nuestras relaciones con los animales». Y añade, «las pruebas presentadas aquí sugieren que estos diálogos deberían comenzar en la juventud, cuando se inicia la construcción social de la forma en que los humanos piensan sobre los animales».

Este artículo es una versión traducida del original, publicado el 13/04/2022, en Plant Based News, por Jemima Webber.

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