Se les acusaba de robo y allanamiento de morada tras haber entrado a una granja para documentar las condiciones en las que viven los animales
Los dos activistas juzgados por haber rescatado dos lechones de una granja de Smithfield Foods en Utah (Estados Unidos) han sido declarados inocentes de todos los cargos que se les imputaban.
El rescate de los dos cerdos fue parte de una campaña más amplia de Direct Action Everywhere para exponer el maltrato a los animales en la mayor granja de cerdos del mundo. Wayne Hsiung y Paul Picklesimer, los dos activistas acusados de robo y allanamiento de morada, rescataron a los animales en 2017. Uno de ellos se encontraba enfermo y a día de hoy ambos siguen vivos. El vídeo grabado en aquel rescate no ha podido ser mostrado en el juicio a petición del juez, y se ha solicitado a las partes que no se tratara el tema de las condiciones de los animales en la granja, sino únicamente de los dos lechones salvados.
Durante el juicio, que ha sido seguido por personas de todo el mundo a través de las redes sociales, se han sucedido concentraciones en defensa de los activistas.
En su defensa, Hsiung admitió haberse llevado a los cerdos, pero no calificó la acción como un robo porque estos no tenían valor para Smithfield. También argumentó que este caso no tiene que ver con un hurto, sin con la crueldad animal, y mencionó que su objetivo inicial no era llevarse a ningún animal, aunque era una opción que se habían planteado. «No estábamos allí para ser ladrones ni para robar», afirmó, «estábamos allí para prestar ayuda a los animales moribundos».
El activista se mostró esperanzado porque dictaran un fallo que marcara la diferencia para los derechos de los animales. «Si se defiende nuestro derecho a prestar ayuda a los animales moribundos, se defiende el derecho de todos los ciudadanos a ayudar a los animales moribundos, enfermos y heridos, habrá algo que sucederá en este mundo. Las empresas serán un poco más compasivas con las criaturas que tienen a su cargo. Los gobiernos estarán un poco más abiertos a las quejas por crueldad animal. Y tal vez, solo tal vez, una cría de cerdo como Lilly no tenga que morir de hambre en el suelo de una granja industrial».
Por su parte, el abogado de Paul Picklesimer, quien grabó el vídeo, ha señalado que la intención de este no era cometer un robo y no debería ser considerado responsable de algo que no hizo.
Fuente: Ksl.
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