El animal falleció en las instalaciones tras 26 años años de cautiverio
Activistas del colectivo València Animal Save han realizado una línea silenciosa frente al Oceanográfico de la capital valenciana, en conmemoración del año que ha transcurrido desde la muerte de la beluga Kairo, que falleció en las instalaciones tras 26 años de cautiverio. «Los acuarios son cárceles de animales: ningún animal debería ser apartado de su hábitat y vivir preso entre cristales», señalan desde el colectivo, cuyo objetivo es el de concienciar sobre el respeto a todos los animales sin distinción de especies a través del veganismo.
Una de sus principales preocupaciones es la infancia, habitualmente visible en el Oceanográfico, que «participa de esta actividad sin ser consciente del sufrimiento de los animales que viven allí en cautividad». Un antiguo trabajador ya hizo llegar a los activistas algunas de las crueles prácticas a las que son sometidos.
Además de los animales marinos, desde València Animal Save recuerdan que en el Oceanográfico también hay aves dando vueltas en una gran jaula fuera de su hábitat.
La organización Feumve, en defensa de la infancia vegana, ha apoyado el acto «porque muchos centros escolares organizan visitas a este tipo de lugares, donde los animales viven en cautividad para servir de entretenimiento. Esta no es la forma de conocer su modo de vida ni su comportamiento. Es imposible replicar la complejidad del medio oceánico en una caja de cristal, de modo que los organismos acuáticos sufren condiciones que en nada se parecen a las originales, sobre todo de ruido y de alteraciones de los parámetros marinos», apunta la bióloga Rosa Más, responsable de la asociación en Valencia.
La bióloga recalca también que «muchos de ellos son capturados con el consiguiente daño al ecosistema. Debemos educar a las niñas y niños en la empatía hacia los demás, mostrarles que delfines o sardinas son juguetes o comida envía el mensaje de que hay excepciones a la consideración que debemos a los demás, que es todo lo contrario a lo que debería ser el proceso de aprendizaje en los centros escolares».
Explotación animal
València Animal Save también se ha concentrado en la céntrica Plaza de la Virgen de la ciudad, mostrando en pantallas, carteles y tablets la realidad de los animales destinados a consumo, vestimenta o experimentación. Al mismo tiempo, informaban a los viandantes que paraban sobre cómo llevar una vida más compasiva mediante el veganismo, «un posicionamiento ético respecto a la injusticia que millones de animales sufren cada día (sin contabilizar a los marinos, al ser prácticamente imposible)», explican.
Según la ONU, el cambio global hacia una alimentación vegetal es vital para salvar al mundo del hambre, la escasez de combustible y el cambio climático. Desde una visión ética, el colectivo considera a todas las especies de animales sujetos de derecho por igual y califica de «inadmisible» el destino de millones de estos, no solo en la industria cárnica, sino también en la láctea o la del huevo, pues «tanto pollitos machos como terneros mueren de forma cruel nada más nacer por no servir para la producción al igual que las vacas y gallinas cuando ya no producen», recuerdan.
El sistema alimentario actual es tan insostenible que muchas personas pasan hambre, especialmente en países del tercer mundo, mientras se produce alimento para millones de animales que son criados masivamente. La bióloga sostiene también que a nivel medioambiental, esta industria es una de las más contaminantes y de las que más agua gasta.
Organizaciones internacionales avalan la alimentación basada en plantas en cualquier etapa de la vida y destacan sus beneficios siempre que se planifique correctamente. Las alternativas vegetales, además, aumentan cada vez más.
El colectivo se concentrará el próximo sábado 29 de abril a las 17:30 frente al Ayuntamiento de Alfafar en contra de la tauromaquia. Es posible confirmar la asistencia y recibir las pautas mediante el WhatsApp 691093886.
Los activistas continúan luchando «por un mundo que no discrimine a los animales por su especie», teniendo en cuenta que «hoy en día es especialmente fácil dejar de contribuir a este tipo de industrias o lugares de ocio, pero tremendamente difícil para las víctimas si no lo hacemos», zanjan desde el colectivo.