Cada vez más capitales restringen la detonación de petardos

El uso de pirotecnia es muy habitual en los municipios españoles, sobre todo en las celebraciones navideñas, pero cada vez más ayuntamientos imponen limitaciones con el objetivo de proteger a los animales que sufren con el ruido o de evitar incendios. Algunos incluso la han prohibido, pese a que es frecuente observar a personas que se saltan la normativa.

En Cáceres o Torremolinos, la pirotecnia está prohibida, y en la ciudad extremeña las sanciones por saltarse la norma pueden ascender hasta los 1500 euros. En Badajoz, Mérida o Plasencia, no existe una prohibición pero sí restricciones en su uso.

En Barcelona, la prohibición de la pirotecnia se limita a las zonas verdes, con el objetivo de evitar incendios. El Ayuntamiento de la capital catalana, al igual que los de Terrassa o Vic han recomendado no lanzar fuegos artificiales, mientras que en Madrid es necesario disponer de una autorización para detonar petardos, al igual que en Irún, donde las infracciones pueden acarrear multas de hasta 700 euros.

Otras ciudades, sin embargo, mantienen limitaciones durante todo el año en cuanto al uso de pirotecnia, pero hacen excepciones en Navidad. Así, en Sevilla, donde está prohibido lanzar fuegos artificiales en la vía pública, esta norma no se aplica los días de Nochebuena, Navidad, Nochevieja y Año Nuevo.

A nivel internacional, Praga decidió este año que las celebraciones de Nochevieja en la ciudad no contarían con pirotecnia, con el fin de proteger a las aves que hibernan en la zona del río Moldava. También en Alemania una treintena de ciudades han prohibido o limitado los fuegos artificiales, tanto por el bienestar animal como para reducir la contaminación acústica. Decisiones similares han tomado Marchin (Bélgica) o Collecchio (Italia), que han apostado por la pirotecnia silenciosa.