Abejas, cargadas de simbolismo pero siempre explotadas

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La explotación de los insectos es una actividad relativamente novedosa en el mundo occidental, salvo en casos muy concretos como el de las abejas, una de las especies de insectos más maltratada desde tiempos antiguos, tanto de forma directa por la producción de miel como de manera indirecta por las consecuencias de otras actividades humanas.

Existen representaciones de abejas desde la Prehistoria. La más antigua conocida data del año 8000 a.C., y en ella se muestran figuras humanas recogiendo miel de los panales, lo que indica que esta actividad se practica al menos desde esta época. Otras representaciones antiguas muestran los crueles métodos que se utilizaban para esta tarea, como ahuyentar a los insectos con humo para quitarles su miel.

Por tanto, no es disparatado afirmar que efectivamente, puede que la abeja haya sido el insecto más maltratado y explotado. Ahuyentar a los individuos con humo y otras prácticas que se empleaban para obtener la miel, como matarlas directamente, no es un indicador de que se les tuviera demasiada estima. Sin embargo, su existencia interesaba, al menos mientras fabricaban la miel, a diferencia de otros animales que tradicionalmente han gozado de poca o nula consideración, como los roedores. Tal vez por ello las abejas casi siempre se han asociado con elementos positivos.

Estos animales aparecen en varios mitos antiguos y en diferentes civilizaciones fueron vinculados con divinidades. Las abejas han representado la unión entre la naturaleza y lo humano, y por su propio comportamiento, también se han asociado con la fertilidad y la maternidad, o con el trabajo y la organización de la sociedad. Las abejas fueron símbolo de estas dos últimas cuestiones en la civilización egipcia, donde también se asociaron con la realeza, e incluso existía un jeroglífico que se identifica con la imagen de uno de estos insectos.

En Grecia, las abejas eran consideradas las sirvientas de la diosa Artemisa, divinidad de la caza, la naturaleza y la fertilidad. Se han hallado monedas de la ciudad de Éfeso con una abeja representada que datan del siglo VII a.C. Y es que además de ser un objeto de intercambio de dinero, la iconografía de las monedas representa toda una ideología del lugar donde fueron acuñadas. En este caso, la simbología da un mensaje claro sobre el funcionamiento de la economía, la organización social y el trabajo.

De la Antigüedad también se han localizado joyas con abejas representadas o escudos. Estos animales también adquirieron simbología para la filosofía del orfismo, o la civilización celta, que los consideraba mensajeras entre el mundo de los vivos y el de los muertos. En Roma, la imagen de las abejas siguió representando el trabajo o la productividad. Virgilio (70 a.C.-19 a.C.) las calificó como animales divinos.

En la tradición cristiana, estos insectos siguieron simbolizando el trabajo y el orden, pero de manera metafórica, la Iglesia también se interpretó como la colmena en la que los cristianos eran abejas laboriosas y devotas.

Las civilizaciones indígenas americanas no otorgaron a las abejas un significado demasiado muy distinto al de otras culturas, y las vieron como mediadoras entre el mundo natural y el espiritual, como símbolo de la comunidad, de la fertilidad y de la sabiduría. Todavía hoy siguen cargadas de simbolismo para muchas culturas indígenas, aunque en la actualidad se valoran mucho más desde una visión ecologista, por su papel en la polinización y en la conservación de los ecosistemas.

Arte

Entre las representaciones artísticas en las que aparecen abejas, destaca la obra del barroco Gian Lorenzo Bernini (1598-1680), que contó con el Papa Urbano VIII (1568-1644), perteneciente a la familia de los Barberini, como mecenas y fue el creador de muchas de las obras más destacadas de esta época en Roma.

Por ejemplo, podemos ver abejas en la base de la Fontana del Tritoni de Roma; y por supuesto, en la Fontana delle Api (Fuente de las Abejas). No es extraña la presencia de estos motivos en estas y otras obras, ya que las abejas eran un emblema de la familia Barberini y del Papa Urbano VIII, lo que las hace presentes en su escudo y en el monumento sepulcral del pontífice. Además de la simbología clásica de estos animales y de su uso ornamental en obras del Barroco, en este contexto las abejas no pueden dejar de vincularse con el poder y la riqueza.

Fuente de las Abejas

Otro personaje histórico que usó las abejas como emblema fue Napoleón Bonaparte (1769-1821). Estos animales aparecen con frecuencia en muebles, monedas, medallas y elementos arquitectónicos de la época. El emperador recuperó una leyenda según la que el rey merovingio Clodoveo I (466-511) fue visitado por una abeja que le indicó dónde debía construir una iglesia, para convertir al insecto en símbolo del imperialismo y de la continuidad del legado monárquico francés.

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