Incendios forestales y animales

Hace unos días se producía un devastador incendio en la Sierra de la Culebra, a unos kilómetros de mi pueblo. Hace pocos años, era mi pueblo el que ardía en el peor incendio que recuerdo de todos los que he presenciado a mi alrededor (el de la Sierra de la Culebra ha sido de mayor magnitud, pero no lo he presenciado, aunque sí he estado muy pendiente de las noticias).

Sobre este incendio y las reflexiones a las que nos lleva podría escribirse un libro entero por capítulos: la nefasta gestión de los políticos, las consecuencias para los animales y las especies vegetales, la reacción de cazadores y ganaderos, el cambio climático

Empezaré por esto último y lo ligaré con lo primero: el cambio climático y la nefasta gestión de los políticos. Y es que el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, ha culpado a la naturaleza del fuego. Es cierto que el incendio se originó a causa de la tormenta. Pero desde luego, el cambio climático influyó, y mucho, en su desarrollo y en su magnitud. Además, el protocolo de incendios en esta Comunidad Autónoma está desactualizado y no atiende a los posibles problemas derivados de la emergencia climática.

El incendio en la provincia de Zamora llegó en plena ola de calor. Una ola de calor fruto de ese cambio climático que a algunos les cuesta mencionar. Una ola de calor que dio paso a una semana de días otoñales. Quien diga que esto es totalmente normal está ciego. En 26 años de vida, yo misma recuerdo lo diferente que era el clima cuando era pequeña a como es hoy. Nunca antes había visto tantas olas de calor y de frío en un solo año. Recuerdo los inviernos fríos y los veranos calurosos, pero no los inviernos de frío extremo intercalado con períodos primaverales en tan solo semanas, ni los veranos de 40 grados con bajadas tan notables de temperaturas como hoy sucede. Estos fenómenos atmosféricos extremos son capaces de quemar miles de hectáreas en pocos días, como en la Sierra de la Culebra.

No soy científica ni tengo delante datos concretos sobre la influencia de la emergencia climática en los incendios forestales, pero no hace falta ser un prestigioso científico para darse cuenta de que esta relación existe. Y no solo eso, sino que también es una amenaza a la que nos enfrentamos, que no solo ha sido un incendio y ya. Vendrán más, y quizá peores.

Animales, caza y ganadería

Como siempre, tras el incendio, no han tardado en salir cazadores y ganaderos a posicionarse como la solución a todos los males o a quejarse por las pérdidas. Pero no las pérdidas de animales (salvajes y considerados de granja), no las pérdidas de vidas, sino las pérdidas en sus bolsillos o en su entretenimiento.

De hecho, entre las voces que se han alzado contra la gestión del incendio es posible encontrar desde ganaderos que piden subvenciones hasta activistas del ecologismo. Eso sí, no todos con los mismos intereses ni reivindicaciones.

Algunos se quejaban porque se había «perdido caza«, o lo que es lo mismo, porque se van a quedar una temporada sin matar animales por placer. Ahora que no van a poder hacerlo, seguramente sí muestren preocupación por el lobo, aunque no faltarán quienes incluso se alegren del incendio por las consecuencias de este en la población de lobos, tan odiados en esta provincia por ciertos sectores. Pero como ha ocurrido en otros incendios, los cazadores no tardarán mucho tiempo en reclamar que se permita la caza en la zona quemada alegando cualquier estupidez.

Son también estos colectivos los que más fuerte gritan para posicionarse como una especie de «salvadores de los bosques», y no han tardado en solicitar «ayuda para los animales», por ejemplo, comida. Pero no olvidemos que solo defienden sus intereses. Antes de hacer cualquier donación, es conveniente mirar quién la solicita.

¿Y en qué situación quedan los animales tras el incendio? Desconozco la cifra de animales salvajes que habrán muerto a causa de este incendio, aunque sí han saltado noticias sobre animales de ganadería fallecidos. Las especies silvestres, algunas en época de cría, se han visto desorganizadas y desplazadas a zonas no quemadas, lo que influirá en la población de estas y en el entorno que habitan.

Este tipo de desastres no solo afectan a los humanos y a su economía. Los animales no humanos son los grandes perjudicados.

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