El Gobierno pretende proteger la ganadería, a pesar de que el país se quedaría atrasado en cuanto a la investigación en alternativas sostenibles a la carne
El Gobierno de Italia ha aprobado, el pasado martes, un proyecto de ley contra la carne cultivada, a petición del ministro de Agricultura, Francesco Lollobrigida. Todo ello ha tenido lugar ante la presión del sector ganadero, que lleva meses inmerso en una campaña para desprestigiar este tipo de carne de laboratorio, a la que han calificado como «alimento Frankenstein». El propio ministro ha calificado a Italia como la primera nación libre de alimentos sintéticos.
El proyecto de ley alude a la protección de las tradiciones y de la salud para justificarse, y habla sobre la posibilidad de la aparición de «efectos nocivos» causados por la carne cultivada, algo que ha desmentido la literatura científica. De hecho, una de las ventajas de este tipo de carne sobre la procedente de la ganadería es la disminución del uso de antibióticos, lo que repercute positivamente en la salud del consumidor. Por otro lado, la producción en un laboratorio reduce al mínimo la exposición a patógenos, algo inevitable en las granjas.
Según Eurogroup for Animals, que defiende la carne cultivada como una opción «más sana, segura y sostenible«, el proyecto «se basa en falsas afirmaciones ideológicas y alarmistas, científicamente inexactas, que se escudan en la protección del consumidor, pero que pretenden proteger al sector de la ganadería». La organización señala que su aprobación definitiva sería un freno a la investigación y la competitividad en este sector en el país. En este sentido, señalan que «proteger un sector obstaculizando o prohibiendo el desarrollo de otro representa una grave limitación de elección de los ciudadanos. Hoy en día, la ciencia y las empresas nos ofrecen una alternativa más sostenible a la ganadería intensiva, pero el Gobierno parece querer seguir anclado en un sistema que sabe a pasado, ineficiente y medioambientalmente insostenible».
A pesar de ello, los italianos se encuentran entre los ciudadanos más receptivos de Europa a la carne de laboratorio, con un 55% de los encuestados por el Good Food Institute Europe. El porcentaje alcanza el 72% en la población más joven.
En la Unión Europea, todavía no se comercializa carne cultivada, a diferencia de países como Singapur y muy pronto, Estados Unidos. Sin embargo, sí se han subvencionado proyectos de desarrollo para este alimento.
Este no es el primer intento del Gobierno italiano de poner freno a las alternativas a la carne. El país también pretende prohibir el uso de terminología cárnica para referirse a productos plant based, como una hamburguesa de soja, una salchicha de tofu o un filete de seitán.
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