Una vez escuché a un ganadero decir que su negocio funcionaría hasta que la carne saliera de un laboratorio. Por aquel entonces, me pareció que pasarían siglos hasta que eso fuera una realidad, pero lo cierto es que esta carne cultivada ya existe, aunque actualmente puede costar millones de euros. Cuando me hice vegetariana, yo misma pensé que jamás volvería a comer carne hasta que este producto saliera de un laboratorio y no de un matadero, pero pensándolo bien, ahora no tengo tan claro que probaría esta carne, pues después de haberme metido de lleno en el veganismo y disfrutar lo variado que es, no me surge la apetencia de volver a mi alimentación anterior, y tampoco es necesario a nivel nutricional. De hecho, si algún día la carne de laboratorio triunfa en el mercado, será más por una cuestión de sabor que nutricional.
Pero aclaremos conceptos, pues no todo el mundo tiene muy claro qué es la carne cultivada y cuál es la diferencia con la carne vegetal, aunque es muy simple: la primera se produce en un laboratorio a partir de células extraídas de animales, sin necesidad de criar millones de vacas, cerdos o pollos para asesinarlos en un matadero; mientras que la segunda se fabrica a partir de ingredientes de origen vegetal. La carne cultivada resultaría exactamente igual a la carne que se consume hoy en día, tanto en sabor como en textura, y serviría para los mismos usos gastronómicos, pero la carne vegetal no siempre trata de imitar exactamente el mismo sabor que la de origen animal, sino que se pueden encontrar sabores muy diferentes, aunque a día de hoy muchas marcas se esfuerzan en sacar productos lo más parecidos posible a la carne. Y a mí, personalmente, y por poner un ejemplo, me han gustado mucho más ciertas hamburguesas que no trataban de imitar el sabor de la carne que otras que sí tratan de hacerlo, lo que no quiere decir que estas últimas no me gusten. Por supuesto, habrá veganos a los que les encante la carne, pues el cambio de alimentación no tiene nada que ver con el gusto personal, sino que es una cuestión ética.
Y precisamente en lo que respecta a la ética del veganismo surge un nuevo debate relacionado con la carne cultivada, ya que sigue siendo necesario extraer esas células de un animal. Ya no se criarían por millones ni serían asesinados en mataderos, pero seguiríamos utilizándolos como medios para conseguir un alimento. ¿De qué forma se haría? ¿En qué condiciones vivirían los animales? ¿Serían asesinados a una determinada edad? ¿Seguiríamos seleccionando individuos concretos para conseguir ciertos alimentos? Sobre esto surgen muchas preguntas que hoy es difícil responder, pero que dejan entrever que quizá no iría muy acorde con el veganismo consumir carne de laboratorio.
Lo que está claro que ocurrirá en un escenario como este es que la ganadería dejaría de existir, y desde luego, en lo referente al medio ambiente esto sería una buena noticia. Y yo estoy convencida de que esta actividad, más tarde que temprano, va a desaparecer, a pesar de que hoy haya quienes se empeñen en transformarla hacia lo extensivo o ecológico, lo cual sería incompatible con las necesidades del mercado actual. Por supuesto, muchas cosas tienen que pasar antes de llegar a este escenario.
Sobre este tema no me queda mucho más que añadir. Simplemente me apetecía hacer una pequeña reflexión ante un asunto que todavía genera muchas dudas. Sobre si comería carne cultivada, a día de hoy mi respuesta sería no, porque no quiero ni necesito volver a comer carne, y porque el veganismo me hace feliz, me ha enseñado mucho y realmente disfruto con la comida vegana, pero seguiré atenta al progreso de la carne de laboratorio y los próximos avances en este sentido.
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