El cambio climático es una de las principales amenazas a las que se enfrentan

Más de 1400 especies de aves se han extinguido por la acción del ser humano, a lo que se suman una de cada cuatro especies de peces de agua dulce que se encuentran en peligro de extinción y los insectos cuyas poblaciones descienden hasta un 8% anual. Así lo han revelado varias investigaciones recientes.

La humanidad es causante de la extinción de unas 1430 tipos de aves, más del doble de lo que hasta ahora se creía, según un estudio publicado en la revista Nature Communication, elaborado a partir de modelos estadísticos con extinciones conocidas para llegar a una cifra aproximada de aves sin descubrir que se habrían extinguido en los últimos 130000 años.

Hasta ahora, los científicos consideraban que la expansión del ser humano había provocado la extinción de unas 600 especies de aves, el 90% en islas habitadas por personas, aunque la desaparición de estos animales solo está ampliamente documentada en un país del mundo: Nueva Zelanda.

En España, se conocen tres extinciones en la isla de Ibiza y diez en Canarias, pero el artículo sugiere que podrían haber sucedido otras tres extinciones en Baleares y ocho más en Canarias

A nivel global, solo en el siglo XIV se estima que desaparecieron 570 especies de aves en el Pacífico Oriental, una situación similar a la que se habría vivido en el Pacífico Occidental en el siglo IX a.C.

Desde el siglo XVIII, las aves están amenazadas por la deforestación, la propagación de otras especies, el cambio climático, la agricultura y la contaminación. Los expertos creen que la próxima extinción podría superar a la del siglo XIV, pues podrían perderse hasta 700 especies.

Peces

Recientemente, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha publicado la actualización de su Lista Roja de Especies Amenazadas, que revela que una de cada cuatro especies de peces se encuentran en peligro. Esto corresponde a más de 3000 especies (el 25% de todas las que se analizaron). Otro 17% se ve afectado por el cambio climático en la disminución de los caudales, a una mayor presencia de agua marina en los ríos o al cambio en las temperaturas.

A ello se suma la amenaza de la contaminación, que afecta a al menos el 57% de las especies de peces de agua dulce en peligro de extinción; instalaciones como las presas, que afectan al 45%; la sobrepesca, negativa para el 25%; o la propagación de otras especies y de enfermedades, que influye en el 33%.

Más de la mitad de las especies conocidas de peces son de agua dulce, a pesar de que estos ecosistemas solo son el 1% del hábitat acuático.

Es especialmente preocupante el caso de algunos peces como los salmones atlánticos, cuyas poblaciones disminuyeron un 23% entre 2006 y 2020 y su presencia se limita a una pequeña porción de los ríos del norte de Europa y de América. Estos se ven amenazados por múltiples factores durante sus migraciones, como la existencia de presas, que bloquean los accesos a zonas de desove y alimentación. También les influye negativamente la contaminación y el cambio climático, o las fugas de salmones de piscifactorías que acaban compitiendo con los salmones silvestres.

Insectos

Los insectos terrestres más comunes, cuya función es esencial para el mantenimiento de la biodiversidad, son los que más rápido están desapareciendo. Escarabajos, polillas y saltamontes solo son algunos ejemplos. Estos datos se desprenden de una investigación publicada en la revista Nature.

Los investigadores se propusieron conocer si el descenso en las poblaciones de insectos difería entre las especies más y menos comunes, y cómo esto afectaba a los cambios en la biodiversidad de insectos.

El estudio se basó en los resultados de 106 investigaciones previas, algunas de ellas iniciadas décadas atrás y que continúan en la actualidad.

La investigación confirmó que la población de insectos terrestres desciende un 1’5% anualmente. Pero observando únicamente a las especies más comunes, los investigadores constataron que el descenso en estas es del 8% anual. Las especies más raras también decrecen, aunque en menor medida.

Además, la pérdida de especies que en el pasado fueron dominantes no se ha compensado con un aumento en otras especies.

Los autores creen que la actividad humana es la principal responsable de esta pérdida de poblaciones.