En la mayoría de ciudades y pueblos, podemos encontrar gatos callejeros en ciertas zonas. Normalmente, estos animales son considerados domésticos, pero en estos casos, están expuestos a los peligros de la calle porque quienes debieron hacerse responsables un día decidieron que los gatos no tenían derecho a un hogar. Así, fueron condenados a sufrir atropellos, enfermedades, falta de atención veterinaria, falta de alimento y otras situaciones. Porque para entender esto, lo primero que hay que ver es cuál es la raíz del problema, y la respuesta es la misma que en muchos otros casos en los que los animales son considerados inferiores: los humanos.
Si un gato acaba en la calle, suele ser porque el humano o humana que debía tener la responsabilidad de hacerse cargo de él lo ha abandonado. Si a este gato sumamos otros tantos en la misma situación, el resultado son numerosos animales viviendo en la calle, que se reproducen y forman colonias, en las que, si no se recurre a la esterilización, el número de gatos se multiplica cada año. Y aunque ningún animal es igual en cuanto a su forma de ser, es bastante frecuente que estos tengan miedo a los humanos o que prefieran mantenerse alejados o escondidos cuando los tienen cerca.
Por suerte para estos animales, siempre hay humanas y humanos que los atienden, les ponen alimento y se encargan de su esterilización. Pero también hay otras personas que los consideran una plaga y los desprecian, como si los humanos fuesen los únicos con derecho a pisar las calles, y como si nuestra especie no fuese la principal causante de todo esto. Y ya que es causante, debería ser también la que ponga el remedio, que no es otro que la ya mencionada esterilización. Eso sí, este proceso no tendría que ser responsabilidad de particulares que invierten su dinero altruistamente en ayudar a los gatos, sino de los ayuntamientos de las ciudades y municipios, ya que estos animales no son considerados propiedad de nadie.
En el pueblo
En los pueblos, la situación no es muy diferente que en ciudades grandes. Hay zonas en las que hay poblaciones mayores o menores de gatos abandonados. Los ayuntamientos, nuevamente, deberían poner soluciones éticas para evitar que dichas poblaciones sigan aumentando, pero poniendo el ejemplo de mi propio pueblo, ¿cómo el ayuntamiento va a dejar de destinar dinero público a financiar festejos taurinos para destinarlo a ayudar a los gatos? ¿Cómo le explicamos a las administraciones que deberían hacerse responsables de estos animales? ¿Cómo se lo explicamos a cierta parte de la ciudadanía?
Porque hay muchas personas que ven normal que los gatos vivan en la calle, con parásitos, reproduciéndose cada primavera, algunos enfermos y hambrientos, y es muy probable que criticaran cualquier medida ética al respecto. También he conocido gente que comienza a alimentar a los gatos, y cuando ve que estos se acostumbran y merodean su casa porque saben que van a recibir comida, se cansan de alimentarlos y dejan de hacerlo para que se vayan, porque de nuevo los consideran plaga.
Y otras veces, hay quienes tienen gatos pero nunca les dejan pisar en casa, con lo que acaban por convertirse en uno más de la calle, aunque quizá más confiado con los humanos. Además, en general, falta mucha concienciación acerca de la esterilización, quizá más con los gatos que con los perros, y mucha gente se niega a hacerlo, o ni siquiera se lo plantea porque no ve la importancia de hacerlo.
Para terminar, me gustaría reiterarme: la esterilización es necesaria. Hay temporadas en las que, en ciertas calles, casi todos los días veo gatos atropellados; otras veces los observo hambrientos y delgados; y en otras ocasiones, he llegado a encontrarme cachorros recién nacidos en contenedores porque alguien decidió no responsabilizarse, como si sus vidas fueran basura.
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