Si tienes un huerto o alguien de tu familia cultiva frutas o verduras, habrás notado que, en ciertas épocas del año, es imposible comer todos los calabacines, pimientos, tomates o alcachofas que producen las plantas. En muchos casos, se acabarán pudriendo antes de que lleguemos a cocinarlas, y otras veces las comeremos ya bastante arrugadas y feas. Esta es la situación en mi casa todos los veranos, y hasta bien entrado el otoño, con cajas y más cajas de vegetales que son demasiado para pocas personas (muchas veces me pregunto cómo teniendo un huerto tan espléndido mi familia todavía sigue comiendo carne y se hace difícil ser vegana en un pueblo, pero ese es otro tema).
A veces, la nevera no es suficiente para conservar tantas frutas y verduras, no solo porque el espacio es reducido para tal cantidad, sino también porque, en ocasiones, se acaban pudriendo igualmente. Pero a lo largo de los años, he aprendido diferentes técnicas que ayudan, en cierto modo, a conservar mejor los alimentos del huerto. Allá van.
6 Maneras de conservar frutas y verduras
- Conservas. Si tienes tiempo y ganas, una de las mejores maneras de conservar las frutas y las verduras es en tarros, a modo de conserva. Puedes hacerlo prácticamente con cualquier vegetal, aunque en mi casa, solemos hacerlo, sobre todo, con las guindillas o con los tomates. Precisamente, una de las mejores formas de dar rendimiento a los tomates cuando tenemos muchos es hacer salsa y guardarla en tarros para ir consumiéndola a lo largo de todo el año.
- Secar. Con algunos vegetales, también es buena idea secarlos, pues se mantendrán para consumirlos en cualquier momento. Esto puede hacerse, por ejemplo, con las ciruelas, con los albaricoques y con las uvas, haciendo que sean pasas, aunque eso sí, su sabor, forma y textura cambia completamente. En mi casa, también hemos secado judías verdes y calabacines, aunque en estos casos no lo recomiendo tanto porque al cocinarlos, nunca vuelven a tener la consistencia inicial. Con los tomates, en cambio, funciona mejor.
- Congelar. A veces, la opción más fácil es congelar, siempre que tengas sitio en el congelador. En mi casa, siempre hemos recurrido a este truco con los guisantes y con las judías verdes y otras legumbres, pues aunque estas pueden conservarse a temperatura ambiente, congelarlas ayuda a que no les entren gorgojos, unos pequeños insectos que se alimentan de estas.
- No dejes los alimentos dentro de bolsas en la nevera. Si guardas en bolsas tus frutas y verduras dentro de la nevera, tardarán menos en pudrirse y se formará más humedad en dichas bolsas. Por eso, siempre será mejor guardar los vegetales sueltos para que te duren algo más.
- Mermeladas y compotas. Otra forma de dar utilidad a los vegetales, en este caso a las frutas cuando tenemos muchas, es hacer mermeladas y compotas para guardar en tarros y consumir siempre que lo deseemos. Particularmente, yo prefiero siempre la mermelada antes que la compota, y mis favoritas son la de moras, la de arándanos y la de fresa, aunque la que más solemos hacer es la de ciruela.
- Cocinar más. Aunque esta no es, en sí misma, una manera de conservar los alimentos, también puede ayudar. Se trata de cocinar más cantidad de comida de la que vamos a consumir en un día e ir comiendo el resto a lo largo de los días sucesivos, o congelarlo si así lo deseamos. Por ejemplo, con los pimientos, podemos saltearlos con cebolla en una sartén grande e ir añadiendo esta mezcla a los diferentes platos que comamos esa semana, como acompañamiento.
