Leopardos, macacos, leones o tigres son algunas de las especies que más sufren a causa de los traficantes
España es la puerta de entrada hacia otros países europeos o a nuestro propio país de animales exóticos procedentes del tráfico ilegal, muchos de ellos gravemente amenazados. Esta actividad se encuentra en el tercer puesto entre los diferentes tipos de crimen organizado a nivel internacional.
Un ejemplo es el del macaco de Berbería, único primate que habita en territorio europeo por su presencia en Gibraltar, aunque también está presente en países del norte de África. Como otros animales exóticos, estos macacos, que se encuentran en peligro de extinción, son víctimas del mascotismo y del negocio de los «selfies» o fotografías turísticas, razones por las que principalmente son capturados por los traficantes, que lo hacen, además, cuando son crías, con el dolor que eso conlleva para estos animales y las familias de las que son separados.
En muchos países, la forma de capturar a los primates, como ocurre con los chimpancés, es extremadamente cruel: los cazadores furtivos son capaces de matar tanto a sus madres como al resto de la manada con el objetivo de hacerse con una cría, la cual muchas veces también resulta herida. Además de los macacos de Berbería, otros simios se encuentran hoy en peligro de extinción a causa del furtivismo y el tráfico ilegal de especies.

En algunas ciudades, además, hay quienes se dedican a ofrecer a los turistas fotografiarse con animales salvajes, que no dejan de estar explotados y pasan su vida encadenados o dentro de cajas o jaulas diminutas cuando no están siendo obligados a posar para la foto.
En otros casos, los animales son capturados para su venta debido a otro tipo de demanda: la de las supuestas propiedades medicinales de estos, unas creencias infundadas y totalmente falsas que acabarán llevando a su asesinato. También hay cazadores furtivos que capturan a los animales en libertad para vender su piel de forma ilegal, como ocurre con el leopardo de Java en Indonesia.
Mascotismo
Muchos animales víctimas del mascotismo terminan siendo abandonados por sus compradores cuando crecen y empiezan a mostrar sus instintos salvajes. En estos casos, no solo se da una irresponsabilidad al adquirir un animal exótico de forma ilegal, sino también al abandonarlo, poniendo en peligro al resto de la sociedad y del entorno donde se deja, así como al propio individuo. Además, quienes compran estos animales lo tienen muy difícil a la hora de proporcionarles la alimentación que necesitan, que jamás se igualará a la que tendrían en su hábitat natural, y tampoco van a mantenerlos en las condiciones necesarias para desarrollarse.
Pese a todo, la mayoría de los internautas se ríe y disfruta viendo vídeos de felinos salvajes o primates, los comparten e indican «me gusta» sin saber y sin reflexionar sobre la realidad que hay detrás. Para los traficantes, el auge de este tipo de vídeos es una buena noticia, pues significa que la demanda de animales salvajes aumenta, como así está ocurriendo. Y muchos países, como España hasta ahora, no ponen trabas a la tenencia de animales salvajes como «mascotas», lo que hace que sea aún más fácil tener un tigre o un león en casa.
Animales que, de una forma u otra, acabarán desarrollando estrés, enfermedades y comportamientos antinaturales, por no hablar de las condiciones en las que son transportados de unos países a otros para evitar que acaben siendo incautados por la policía. De hecho, muchos animales mueren durante estos traslados.
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