Otro día más, las lentejas, mis legumbres favoritas, ocupan un hueco en el blog. Hace meses expliqué la forma como suelo prepararlas, con arroz y verduras, pero de vez en cuando me gusta hacerlas de maneras diferentes. En esta ocasión, aprovechando que tenía caldo vegetal en la nevera, lo he utilizado en lugar de agua. Además, como no tenía zanahoria, que es uno de los ingredientes que suelo usar cuando hago lentejas, utilicé un boniato, que les da un toque dulce que a mí me encanta y aporta un color distinto del de los demás alimentos.
El resultado final fue espectacular, y me recordó muchísimo a esas lentejas que cocinaba mi abuela al calor de la lumbre. Así es como las he preparado:
INGREDIENTES
- Lentejas (yo he utilizado lenteja pardina de producción local)
- 1 Patata
- 1 Boniato
- Puerro
- Caldo vegetal
- 1 Hoja de laurel
- 1 Cucharadita de pimentón
- 1 Cucharadita de harina
- Aceite de oliva virgen extra
ELABORACIÓN
- Lo primero que yo hago es medir la cantidad de lentejas que voy a comer, ya que son para mí sola. Pero como quería para dos días, medí dos platos.
- Acto seguido, las echamos en una cazuela y añadimos el caldo vegetal (en la cantidad suficiente para cubrir las lentejas, aunque cuando menos echemos, antes hervirá, pero también antes tendremos que rellenar con más caldo, así que yo fui generosa).
- Ponemos la cazuela a cocer a fuego alto, con una hoja de laurel. En este caso, no añadiremos ni sal ni aceite porque ambos ingredientes ya vienen integrados en los caldos que compramos envasados o en pastillas.
- Cuando hiervan, bajamos el fuego.
- Pelamos la patata y el boniato y los cortamos en dados. También troceamos el puerro y añadimos los tres vegetales a la cocción.
- Dejamos cocinar vigilando que las lentejas no se queden secas y añadiendo más caldo o agua cuando sea necesario.
- En una sartén, ponemos a calentar aceite de oliva virgen extra. Cuando esté caliente, agregamos la cucharadita de harina y la de pimentón, removemos y apagamos el fuego. Echamos la mezcla a las lentejas y dejamos cocinar hasta que estén listas o hasta que adquieran la textura deseada. A mí me gustan espesas, pero tampoco secas. Y ya tendríamos listas estas lentejas tan ricas.