En ciertos contextos, hacemos pasar por protagonistas a los animales con intereses puramente humanos. Me refiero hoy a los concursos de belleza, los más habituales, de perros. Todos sabemos que existen, pero apenas se cuestionan, al igual que no se cuestiona demasiado la equitación, por ejemplo, tal vez porque no hay un maltrato animal que salta a la vista, no suele haber imágenes duras y todo se disfraza de alegría.
Pero sobre los concursos de belleza de perros u otros animales se pueden decir muchas cosas. No tengo ni idea de cómo funcionan, pero siempre se suelen ver canes de razas específicas, muy bien peinados y a veces, vestidos, que tienen que pasar ciertas pruebas como si del concurso de Miss España se tratase. La diferencia es que, en este caso, se trata de animales que ni quieren ni necesitan que individuos de otra especie les premien por ser «los más guapos». Además, no existen perros feos, otro motivo más para catalogar estos concursos de absurdos.
Navegando un poco por Internet, es fácil encontrar las reglas que debe cumplir un perro para poder participar en estos concursos. Efectivamente, solo se aceptan determinadas razas, algo que además de ser discriminatorio, no deja de ser una forma de apoyo a la idea de que solo los perros de raza son los mejores, los más guapos y los que más merecen. Por este tipo de razonamientos, mucha gente descarta la idea de adoptar canes y se va directamente a la tienda de «mascotas» a comprar un caniche del que después se cansa porque solo ha sido un capricho o al que quizá obliga a usar prendas con las que no se siente cómodo, o al que utiliza para presumir, o al que puede que ni siquiera haga caso cuando pasen unos meses.
Por otro lado, perros enfermos o con «defectos físicos» que unos jueces consideren graves no pueden participar en estos concursos. A lo mejor un can cojo no les parece lo suficientemente guapo. O quizá ellos lo llaman «bonito», como si fuera un objeto. Otra norma más que es discriminatoria y que apoya la idea de tener perros en perfecto estado. Por desgracia, muchos de los que se encuentran en protectoras y perreras no han tenido demasiada suerte como para no tener «defectos físicos».
Cuando vemos vídeos o imágenes de estos concursos de belleza de animales no humanos, no vemos, precisamente, lugares tranquilos y silenciosos adecuados para un perro. Por el contrario, están plagados de personas que hacen ruido. Un perro no puede estar tranquilo en estos ambientes, al igual que si va de paseo por la calle más concurrida de cualquier ciudad, con miles de personas hablando y coches pasando continuamente.
Después de reflexionar sobre este tema, he llegado a la conclusión de que no es tan diferente de la hípica y al final son intereses humanos los que se mueven detrás de estos concursos. El interés de ganar, de ser el mejor, pero no el interés de satisfacer las necesidades de los animales que son obligados a participar. Porque un perro no necesita que lo cataloguen como el más guapo. Me pregunto qué pasará con los que no ganan, con los que son desclasificados o con los que quedan en posiciones inferiores. Y aunque me gustaría pensar lo contrario, estoy casi segura de que muchos de estos no han salido bien parados tras participar en concursos. Igual que los caballos en las competiciones.
¿Quién decide que un perro es más guapo que otros? ¿Por qué es mejor un dálmata que un mestizo? ¿Por qué no se ve la belleza interior de estos animales? Esto sí que es humanizar a los perros. Estos animales solo necesitan atención, comida y agua, paseos diarios, juegos y mucho amor, y presentarlos a un concurso de belleza no los beneficia en nada. Quien quiere destacar eres tú, humano, al perro le vale con que le quieras de verdad.