Es muy normal que los niños y niñas tengan un interés especial por los animales, aunque su visión sobre estos puede variar dependiendo de la educación que estén recibiendo. En mi caso, siempre me han encantado los animales, me gustaba mucho leer libros y cuentos sobre la selva, sobre aves, sobre perros y sobre cualquier especie porque todas me resultaban interesantes. A la hora de comer, mi madre tenía que engañarme y decirme que lo que había en el plato no era realmente un trozo de un animal. Recuerdo que, en una ocasión, había una pata de cerdo en el cocido, y yo pregunté si era de verdad la pata de un cerdo, a lo que mi madre tuvo que responderme que no, y yo pensé, durante mucho tiempo, que este tipo de cosas no eran animales en realidad, sino que solamente tenían ese nombre.
También sentía mucha pena cuando veía que algo malo le pasaba a un animal en la ficción, aunque me consolaba pensar que no era cierto. Por ejemplo, la película Rebelión en la Granja me impactó muchísimo, a pesar de que más tarde comprendí que se trataba de una metáfora acerca del comportamiento humano en un período concreto de la historia. Con todo esto, siempre pensé que algún día sería vegetariana, y conocer a la pareja de una prima que llevaba esta alimentación me llevó a pensar, desde una edad bastante temprana que era posible. Por aquel entonces, no conocía el veganismo ni se hablaba de este concepto.
Yo desarrollé esa empatía desde muy pequeña, incluso viviendo en una familia que no es la más vegana del mundo y que tiene muchas reticencias hacia esta filosofía de vida. Sin embargo, he conocido a muchos niños en los que esto no ha sucedido, por ejemplo aquellos cuyo padre es cazador y han ido con ellos a cazar desde que tienen uso de razón, que hablan de la caza como algo divertido. En otra ocasión, en un pueblo cercano, escuché como una niña le decía a su padre que estaba deseando comerse a un cerdito de los que criaban. Esa misma niña convive con un perro y lo cuida, pero ha sido educada de tal forma que tiene el maltrato animal como algo normalizado y totalmente disociado.
Además, en el colegio nos enseñan que las vacas son lecheras, las gallinas están para poner huevos y los cerdos existen para que podamos alimentarnos de su carne, y esto es algo instaurado en la sociedad de tal manera que es muy difícil cambiarlo, aunque también es cierto que ya está habiendo cambios al respecto.
Alimentación vegana en la infancia
En mi infancia, nadie hablaba de veganismo, pero a día de hoy, este concepto es cada vez más conocido y el movimiento no deja de sumar personas adeptas. Personas veganas que, si tienen hijos o hijas, tratan de inculcarles los valores en los que creen y ese compromiso que va más allá de una forma de alimentarse. Pero es en la alimentación donde más hay que lidiar con el resto de la sociedad, a pesar de que numerosas asociaciones avaladas por expertos han señalado que el veganismo es apto para cualquier etapa de la vida, incluida la infancia.
Sin embargo, muchas familias veganas aún se encuentran con pediatras y otros profesionales de la medicina que les indican que no pueden llevar este tipo de alimentación, también en los colegios se asustan cuando reciben una petición para incluir un menú vegano, lo mismo sucede en campamentos, excursiones, cumpleaños de compañeros, etc. Por supuesto, también existen profesionales que recomiendan e indican que el veganismo es saludable, también para niños y niñas; y personas que trabajan en colegios, por ejemplo, que también lo comprenden.
En este sentido, los y las profesionales deberían actualizarse y no quedarse en los contenidos teóricos que estudiaron cuando aún estaban en la universidad, porque la ciencia no es algo estático y las investigaciones actuales rebaten muchas posturas que se tomaban como ciertas hace años. Por su parte, las asociaciones de pediatras o de médicos, en general, no deberían dejarse patrocinar por marcas como Cola-Cao, empresas lácteas o la industria cárnica, puesto que así nunca serán independientes para decir que esos alimentos no son los más adecuados.
Tengo la esperanza y casi la certeza de que todo esto está cambiando, para mejor.
