Después de un repaso por todos los viernes de historia del 2021, hoy es el turno del primero del 2022, y por fin los peces serán los protagonistas. Y es que en esta sección he hablado mucho sobre mamíferos y otros animales terrestres, pero nunca de los acuáticos, que también son explotados y asesinados por los humanos aunque tendemos a mostrar menos interés y empatía por estos, quizá porque son menos semejantes a nosotros y estamos menos familiarizados con ellos y su entorno, pero lo cierto es que también son animales increíbles.
No hace mucho dedicaba esta sección al origen de la ganadería. Hoy la dedico al origen de la pesca, una actividad cuyas víctimas, a día de hoy, se cuentan por toneladas, ¿podemos imaginarnos cuántos millones de animales la sufren?
Prehistoria
Para encontrar esos inicios, hemos de remontarnos a la Prehistoria, y como suele suceder, cuanto más atrás vamos en el tiempo, más difícil es encontrar información, pero lo voy a intentar. Aunque aún son necesarias más investigaciones con respecto a la cronología, algunas investigaciones hablan de la explotación de diferentes medios acuáticos ya en el Paleolítico, y sobre todo, en el Mesolítico, etapa de transición entre el Paleolítico y el Neolítico.
Tenemos constancia de que esta actividad es muy antigua gracias al hallazgo de utensilios para su práctica. La pesca debió aparecer antes de la creación y posterior perfeccionamiento de dichos objetos por parte de nuestros antepasados, que primero capturaban a los peces con sus propias manos. No obstante, los animales terrestres eran más frecuentes que los acuáticos en su alimentación, sin olvidar la importancia de los vegetales como base de la misma, por ser los humanos también animales terrestres y estar más familiarizados con este medio. También nos llegan, desde épocas pasadas, leyendas e historias sobre pescadores; así como documentos que hablan de la pesca.
Como ocurrió con otros animales, los peces capturados también eran intercambiados por bienes, pero en un principio se pescaba con el fin de alimentarse y no como una actividad económica o de ocio, a diferencia del momento actual. Y es que ahora hay dos tipos de pesca, aquella destinada a la venta, es decir, un negocio que nada tiene que ver con la supervivencia; y la recreativa, esto es, por diversión.
La búsqueda de agua llevó a las poblaciones a asentarse en lugares cercanos a ríos o lagos en los que se capturaban peces, si bien la pesca era una actividad secundaria o complementaria. En algunas zonas, sobre todo las más cercanas a ríos y mares, dicha práctica ha sido, desde hace siglos, un motor económico, aunque los peces no eran trasladados demasiado lejos debido a la falta de medios para conservarlos. Fue así en tiempos de los fenicios en el Mediterráneo. Los propios fenicios y otras culturas como la griega, la romana o la mesopotámica preparaban y comerciaban con una salsa llamada garum, que se hacía a base de restos de pescado azul que se dejaban fermentar.
Siglos después, como ya he mencionado, la pesca no es una actividad que se realice por supervivencia, al menos no en el contexto occidental. Actualmente, existen diferentes variedades de pesca. Paradójicamente, en países como el nuestro solemos ver con buenos ojos la captura de mejillones, sardinas, atunes o salmones mientras observamos con rechazo las matanzas de ballenas o delfines en las costas de otros lugares del mundo.
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Marlasca, R. (2013). El primer Neolítico y la pesca. La Cova de les Cendres como paradigma. Animals i arqueologia hui. I Jornades d’arqueozoologia. Museu de Prehistòria de València, 219-234.
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