Historia: los perros en la Segunda Guerra Mundial

El rottweiler fue una de las razas utilizadas en la Segunda Guerra Mundial

Al igual que otras especies, los perros han sido utilizados por los seres humanos como instrumentos de guerra, y según los testimonios históricos, ha sido así desde hace más de 2000 años, aunque hoy nos centramos en un conflicto bélico en concreto: la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), de la que fácilmente pueden recordarse esas imágenes de perros con máscaras de gas u otros atuendos relacionados con la guerra.

De este lamentable acontecimiento, no solo han pasado a la historia algunos perros que formaron parte de él obligados por los seres humanos que buscaban de ellos un servicio o un uso, sino que también se conservan diversas fotografías de soldados junto a animales perdidos o abandonados a los que adoptaron y que, paradójicamente, encontraron en el campo de batalla su único modo de sobrevivir.

Pero no es nuestra pretensión romantizar estos hechos. Las guerras son terribles, tanto para los humanos como para los animales no humanos. Tal vez en este conflicto que hoy centra nuestra atención hubo perros condecorados, pero otros, sin nombre, murieron de las peores formas. También se experimentó con ellos.

Ya en la Primera Guerra Mundial (1914-1918) se habían utilizado perros de razas como el airdale terrier, el pastor alemán o el rottweiler. Animales que, en muchos casos, tenían que convivir con el ruido de los morteros, obuses y otros utensilios militares, que no siempre disponían de comida y que, en ocasiones, ni siquiera recibían muestras de cariño por parte de unos seres humanos a los que se prohibía hasta acariciarles.

En la parte rusa, los canes se utilizaron como sistema antitanque para destruir carros alemanes. Desde cachorros, eran alimentados dentro de los tanques o junto a ellos. Más tarde, eran privados de la comida hasta que, finalmente, se les proporcionaba alimento bajo uno de los tanques que se pretendía destruir, y cuando los perros acudían a comer, detonaba un explosivo que, inevitablemente, los mataba. De esta forma, se destruyeron unos 300 tanques alemanes.

El ejército ruso llegó a reclutar a unos 60000 perros de diferentes razas o mestizos, no solo para el cruel experimento anteriormente citado, sino también para buscar minas o heridos. Uno de estos animales fue Dick, que localizó más de 12000 minas.

En Estados Unidos, más de 20000 perros fueron incorporados al ejército.

Los que tienen nombre

Algunos perros de este conflicto bélico han pasado a la historia. Es el caso de Bob, el pastor alemán que localizó a casi una veintena de soldados heridos después de un bombardeo, a quienes proporcionó útiles sanitarios gracias a un botiquín que llevaba adosado. O Rob, el perro que saltó innumerables veces desde un paracaídas en misiones secretas. O Ricky, capaz de detectar minas incluso estando herido. O Judy, la perrita que llegó a ser prisionera de guerra.

En Londres, perros como Beauty, Peter, Irma o Jet se utilizaron para localizar a supervivientes tras los bombardeos alemanes. En esta misma ciudad, se encuentra un monumento en honor a los canes y otras especies utilizadas en los conflictos bélicos. Por animales como ellos, en 1943 se creó la Medalla Dickin, que a día de hoy sigue existiendo.

FUENTES CONSULTADAS

Auel L. B. (1996). Amigos: soldados y animales en la Segunda Guerra Mundial.

Belenitskaia, O. (2018). Cuando los perros fueron héroes de la Segunda Guerra Mundial. Russia Beyond.

Ética Animal (s.f.). Uso militar de animales.

Sadurní, J. M. (2020). El perro, un arma indispensable en la guerra a lo largo de la historia. National Geographic.

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