Las hamburguesas veganas de la cadena de comida rápida

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En el ámbito del veganismo, existe un debate recurrente, sobre todo ahora que las opciones plant based aumentan en muchos establecimientos, desde supermercados hasta tiendas de pueblo, pasando por todo tipo de restaurantes y marcas tradicionalmente cárnicas. El debate en cuestión se pregunta hasta qué punto es ético que las personas veganas acudan a cenar la hamburguesa vegana del Burger King (o la de McDonald’s si están fuera de España, porque en este país todavía les cuesta introducirla) o la pizza vegetal de Telepizza, o que compren la mortadela vegetal de Campofrío y la leche de soja de Asturiana. Todas ellas compañías que han hecho fortuna de la explotación animal.

Realmente, no debería llamarse vegana a la hamburguesa o la pizza de una cadena de comida rápida o a la leche vegetal de cualquier marca, porque el veganismo no define alimentos. Es una posición ética y política que toma una persona. Si nos referimos a productos con este término, es por simplificar y hacer el artículo más comprensible. Al fin y al cabo, la mayoría de nosotros hablamos así, muchas veces a sabiendas de que no debería ser lo correcto.

De igual manera que la mayoría de las personas veganas hemos acudido, al menos una vez en nuestra vida a alguna de esas cadenas de comida rápida. Hasta hace unos pocos años, lo único que podíamos hacer era pedir una ensalada insípida con patatas fritas y kétchup, o la pizza vegetal sin queso (si es que la masa no contenía ingredientes de origen animal), aunque esto no se limitaba solo a este tipo de establecimientos. Todavía hoy en día tenemos que acudir a comidas en restaurantes donde nuestra única opción son unas patatas fritas y una parrillada de verduras o una ensalada de lechuga con tomate.

¿Pero por qué acudimos estos lugares si sabemos que vamos a pasar hambre o que vamos a pagar por algo que podemos hacernos en casa más barato y encima a empresas que se valen de la explotación animal para generar ganancias? Puede ser por tres motivos: por las prisas, porque estamos en una ciudad donde no tenemos otra opción o por presión social.

Esa presión social que se da cuando nuestros acompañantes proponen ir a cenar al McDonald’s sin pensar que hay una persona vegana en el grupo, pero esta última prefiere no generar una discusión porque cuando menciona el hecho de acudir a otro lugar le sueltan un «que tú seas vegana no significa que los demás tengamos que comer lo mismo que tú», «no te cuesta nada adaptarte», «es solo un día» o «hazlo por nosotros». Lo cierto es que esa persona preferiría irse a su casa y cenar allí tranquilamente, aunque solo se haga unas patatas fritas con ensalada.

¿Por qué nos hablan de adaptarnos a las personas veganas pero no se les ocurriría decir a un musulmán que se adapte y acuda a un establecimiento especializado en carne de cerdo o a un intolerante a la lactosa que vaya a un local especializado en batidos lácteos, aunque sea solo por un día? Es muy sencillo: la sociedad menosprecia el veganismo y a quienes lo llevan a cabo en su vida diaria. Los demás creen que solo nos dan pena «los pobres animalitos», y solo eso demuestra que no tienen ni idea.

Pero sea por presión social, por gusto, por accidente, porque no nos queda otro remedio o porque no tenemos tiempo para llegar a un restaurante vegano, muchas veces acabamos en el Burger King o en Telepizza. Y es de agradecer que nos podamos comer una hamburguesa o nuggets veganos, o una pizza con queso vegano, en lugar de tener que pedir ensaladas sin la mayoría de los ingredientes en la que solo nos queda la lechuga y el tomate.

Que este tipo de multinacionales hayan incluido opciones plant based no es algo negativo para los consumidores veganos (sí puede serlo para quienes se dedican profesionalmente a la alimentación vegetal y no pueden competir contra empresas tan grandes). Pero estas compañías no engañan a nadie: lo hacen por dinero, porque consideran que hay la suficiente demanda para que les salga rentable, y no porque quieran dejar atrás la explotación animal. Incluso si hicieran esto último, seguiría siendo porque les sale rentable.

Las personas veganas debemos ser conscientes de a qué tipo de negocios les damos nuestro dinero, pero aunque haya quienes nos quiten el carnet de vegano por cenar una noche en el Burger King, esto no nos hace ni peores personas ni menos veganos. También nosotros vivimos en un sistema capitalista, no lo olvidemos.

Y para quienes no son veganos, el hecho de que existan alternativas vegetales en estos establecimientos que seguramente frecuentan más que nosotros no puede ser negativo.

P.D. Restaurantes de comida rápida italiana, poneos las pilas con los quesos veganos y la boloñesa con soja texturizada.

Una respuesta a “Las hamburguesas veganas de la cadena de comida rápida”

  1. […] de estos productos que el año anterior y un 62% más que en 2019. Incluso los establecimientos de comida rápida cuya razón de ser es la carne han hecho populares alternativas […]

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