¿Puede ser vegano un plato? A esta pregunta, lo más probable es que muchas personas respondamos con un sí rotundo. Por supuesto que un plato, o un jabón, o una prenda de vestir, pueden no contener nada de origen animal. Pero la reflexión de hoy va más allá de esto: ¿Debemos denominar «vegano» a un producto? ¿O tal vez lo más adecuado sería decir «basado en plantas», «vegetal», «cien por cien vegetal», «apto para veganos», «vegetariano», «vegetariano estricto» o similares? Desde luego, opciones no faltan.
Según la RAE, el veganismo es la actitud consistente en rechazar alimentos o artículos de origen animal; mientras que vegano es quien practica el veganismo. Otras fuentes, en lugar de actitud, hablan de estilo de vida, doctrina, posición ética y/o política, filosofía, movimiento… Personalmente, me quedo con estas tres últimas.
Pero lo cierto es que mucha gente entiende el veganismo como un hábito alimenticio, y aquí no solo entran personas que no son veganas, sino también otras que llevan una dieta basada en plantas sin entender muy bien en qué consiste el veganismo. En cierto modo, es normal que cuando pensemos en esta palabra nos vengan a la cabeza alimentos, pues es, quizá, la parte más visible de las personas veganas. Y es que la comida está presente en muchos ámbitos de la vida social (celebraciones, cenas de empresa, tradiciones…), lo que hace que sea un aspecto muy visible y uno de los que más preocupan a quienes quieren ser veganos antes de dar el paso.
Ahora bien, resultaría extraño que un intolerante a la lactosa dijera que va a comer un «plato intolerante a la lactosa», o que un hinduista vegetariano dijera que va a comer una «hamburguesa hinduista», aunque no sería tan raro que hablara de «recetas hinduistas», si lo entendemos como platos propios de su tradición. Pero el veganismo no es una condición de salud ni una religión, sino un posicionamiento ético.
Sin embargo, a día de hoy vemos la etiqueta «vegan» en muchos productos aptos para veganos, si bien es cierto que algunas marcas los etiquetan como «vegetariano» o «100% vegetal», entre otros. De hecho, quizá «100% vegetal» sería la forma más idónea de denominar a una hamburguesa que no contiene ningún ingrediente de origen animal, pero tal vez esto no sería aplicable a un champú apto para veganos, pues algunos de sus componentes pueden ser químicos. Y si vamos al detalle, puede que a un plato con setas tampoco pudiésemos llamarlo «vegetal», pues las setas son hongos.
Si bien es un tanto absurdo, a la par que redundante, decir «100% vegano», denominar a un artículo «vegano» no es tan descabellado. En cuestiones de marketing, las marcas también se hacen esta pregunta. Para los consumidores, es una forma clara de saber que ese producto no contiene nada de origen animal, pues etiquetas como las de «vegetariano» o «basado en plantas» no garantizan que lo sea. Otros consumidores seguirán confundiéndose y extrañándose cuando vean que su champú o sus zapatos son veganos, pues asociaban esta característica únicamente a los alimentos. Y puede que el hecho de incluir esta palabra en artículos que no son de la industria de la alimentación sirva para que ciertas personas se den cuenta de que el veganismo va más allá.
Es cierto que, técnicamente, vegana es una persona, no una hamburguesa. También es verdad que ver la letra «v» de color verde en tantos productos puede llevar a asociar el veganismo con productos comerciales, cuando no tiene nada que ver con eso. Pero también creo que la presencia de esa «v» es necesaria, y no encuentro forma más directa de definir un producto apto para veganos como el propio término «vegano».
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