Desde la Prehistoria, el ser humano ha domesticado a diferentes especies de animales y plantas por intereses concretos. En este camino, los humanos hemos transformado a esas especies según nuestra conveniencia, criándolos y seleccionándolos para unos fines, como puede ser la alimentación. Este no parece ser el caso de los perros, pero los canes sí han sufrido, al igual que las ovejas, las vacas o las gallinas, un proceso de domesticación.
Sobre la domesticación de los perros existen diferentes teorías que hablan de aspectos como su ancestro salvaje, el lugar donde se produjo, la datación o la forma como tuvo lugar. Así, algunos estudiosos han señalado que este proceso no se hizo de manera consciente por parte de los humanos, pero otros indican que sí. La mayoría de los historiadores coincide en que esta domesticación se produjo al final del Paleolítico, pero no todos se ponen de acuerdo en la localización o en si hubo un único episodio o varios en diferentes zonas geográficas.
En lo que también coinciden casi todos los expertos es en el descendiente salvaje del perro: el lobo. Algunas teorías de hace décadas sostenían que el ancestro era el chacal, y no el lobo, mientras que otras teorías señalaban que el perro era el resultado del cruce entre el chacal y el lobo. Sin embargo, estas dos especies evitan el contacto en estado salvaje, por lo que es difícil que ese cruce se produjera. Acerca de las fechas, se han dado diferentes datos: algunos historiadores sitúan la domesticación de los lobos entre 10000 y 15000 años atrás, otros llegan a los 18000 años atrás, y otros incluso llegan a los 40000 y más. En este punto, el lobo y el perro se separaron, dando lugar a dos especies diferentes, una salvaje y otra doméstica. Sobre la localización geográfica, hay teorías que indican que la domesticación del lobo tuvo lugar en África, coincidiendo con el origen del ser humano; pero otros ponen este hecho en Europa central o en Asia.
¿Cómo se produjo la domesticación del lobo?
Una de las teorías más aceptadas señala que fueron los lobos los que se acercaron a los asentamientos de los humanos, por aquel entonces nómadas. Este acercamiento se produjo porque los animales buscaban restos de alimentos y los seres humanos aceptaron su presencia. Así, los lobos encontraron el medio ideal para desarrollarse y reproducirse.
Teorías más antiguas que esta optaban porque habían sido los humanos quienes habían iniciado el proceso de domesticación para obtener el apoyo de los perros en cacerías o para defender un territorio. En este momento, el perro no era el animal de compañía en el que después se convertiría, pero a partir de entonces, los perros siguieron a los humanos en sus migraciones y se adaptaron a diferentes medios.
Otra de las teorías que se han aportado sostiene que un lobo herido fue encontrado por un hombre que lo curó y lo cuidó sin que el animal desarrollara un comportamiento agresivo. Ese lobo trasladó después su mansedumbre al resto del grupo. Esta teoría no tiene demasiada aceptación por parte de la comunidad científica, al igual que la que indica que los humanos capturaron crías de lobo que habrían dado origen a esa domesticación. A diferencia de estas dos versiones, la más respaldada a día de hoy es la del acercamiento de los lobos a los humanos, quienes se adaptaron a la cercanía de estos animales porque se dieron cuenta de que podían ser un método de defensa.

Poco a poco, estos animales se extendieron prácticamente por todo el mundo. Siglos después, la literatura nos dice que ya en la antigüedad grecolatina, los perros eran utilizados como guardianes, como pastores, e incluso como apoyo en conflictos bélicos.
Con respecto a las razas, las más antiguas proceden de África y de Asia, y se han originado a través de cruces naturales; mientras que las más modernas proceden de Europa, a partir del siglo XIX y a través de la intervención humana. Esto ha provocado que algunas razas de perros actuales tengan tendencia a ciertos padecimientos, como por ejemplo los dálmatas sordos.
En aquel siglo XIX, aparecieron los primeros clubes de cría, y aunque los perros seguían siendo utilizados como guardianes o como pastores, ya se había extendido su uso como animales de compañía. A día de hoy, muchas personas pagan por adquirir un perro de una raza concreta, mientras miles de ellos, con o sin raza, son abandonados o lanzados a un contenedor por haber nacido en una camada no deseada. Ahora somos nosotros quienes decidimos sobre la libertad de los perros, sobre sus salidas al exterior, sobre dónde pasea o sobre las horas a las que va a comer, pero también tenemos la obligación y responsabilidad de darles un hogar donde reciban los cuidados que necesitan, y por supuesto, de no contribuir a la cría de más animales que después serán abandonados o desatendidos.
FUENTES CONSULTADAS
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