Los yogures veganos son mejores que los lácteos

Algunas veces, las alternativas veganas a los productos de origen animal superan, y mucho, a los «originales» en cuanto a calidad y sabor. Es lo que ocurre con los yogures. A nivel nutricional, no comentaré nada porque no soy ninguna experta, porque yo también consumo yogures veganos azucarados y quizá poco saludables (como la mayoría de los lácteos); y porque dejo a juicio de cada persona informarse y escoger si quiere una opción más o menos proteica, más o menos sana, o más o menos similar a las de origen animal en cuanto a nutrientes. Y es que, como en la mayoría de productos veganos que imitan a otros cárnicos o lácteos, disponemos en el mercado de opciones mejores y peores nutricionalmente hablando, pero como ya he dicho en otras ocasiones, el veganismo no va de eso.

Para mí, de toda la vida, la función de un yogur ha sido como postre después de las comidas o las cenas. Casi nunca lo he tomado para merendar ni para desayunar, quizá porque mi madre me acostumbró a tomarlo como postre desde bien pequeña. Por aquel entonces, no había demasiada información sobre el azúcar y el abuso de esta en ciertos productos, y las madres no se preocupaban tanto por cuestiones como esta. Aún ahora sigo viendo muchos carros de la compra repletos de azúcar, para que después ciertas personas afirmen que los niños y niñas veganas comen mal. Además, en mi infancia (y también hoy en día) la publicidad láctea nos engañaba diciendo lo buenos que eran los yogures para el crecimiento.

Poco a poco, y siendo más mayor, o quizá siendo ya vegetariana, me di cuenta de que la mayoría de los yogures que había en mi casa eran de lo más artificial, y que un yogur de fresa no contenía fresa, sino colorante rojo, así como un yogur de limón lo que tenía era colorante amarillo y saborizantes que aportaban el resto. Por eso, decidí comprar solo ciertas marcas que se lo curraban un poco más, aunque fuesen la misma porquería azucarada en muchas ocasiones. Y así hasta que me hice vegana.

Cuando me hice vegana, al principio dejé de comer yogures porque no los encontraba, aunque sabía que existían. La primera vez que compré yogures veganos fue en Carrefour, de la marca Sojasun, pero no recuerdo el sabor. En estos años, de esta marca he probado los de sabor a mandarina y lima, higos, melocotón, arándanos, cerezas, mango, limón, natural, y quizá alguno más. Mis gustos no han cambiado demasiado, los de cítricos, de cualquier marca, siguen siendo mis favoritos, así como los de melocotón, arándanos, mango, fresa, coco y los naturales. Los de frutos rojos no me gustan nada, y los de higos tampoco me convencieron, pero de este sabor únicamente he probado los de Sojasun y no lo he visto en otras marcas.

También he probado yogures de Alpro, que son los únicos veganos que venden en mi pueblo, y tienen dos versiones: en vaso grande y en vaso de yogur normal. Eso sí, en este caso, si no me equivoco, el tamaño es el mismo que el de un yogur lácteo, al contrario que los de Sojasun, que son un poco más pequeños. De Alpro, destaco los yogures de melocotón y piña, mango, arándanos, limón y el estilo skyr, que me encanta para combinar con frutas, frutos secos y lo que se me ocurra.

Además, he probado yogures de diferentes marcas blancas, como los de Mercadona, Carrefour o Lidl, que reconozco que, en general, me gustan menos que los que he citado anteriormente. Pero por probar, he comprado, en estos años, muchísimos diferentes. En una ocasión, en Lidl, compré unos de tofu que no me gustaron nada, pero no recuerdo si fue en España o en Alemania. Tampoco me suelen gustar los de vainilla o los que son tipo natillas. Y los de chocolate se me hacen demasiado dulces, pero por ser de chocolate, no puedo decir que no me gusten.

Al final, es cierto que muchos de estos yogures son altos en azúcar y nutricionalmente no aportan demasiado. Es cierto que muchos son tan artificiales como aquellos que comía antes de ser vegana. Pero creo, sinceramente, que las marcas, en general, están haciendo un buen trabajo para conseguir productos idénticos a los lácteos, la mayoría de ellos mejores en cuanto a sabor, y solo por ello merece la pena pagar más de uno o de dos euros.

No necesitamos yogures para sobrevivir, porque no necesitamos ningún alimento concreto, sino una variedad de estos en la que se puede prescindir de un yogur, de un vaso de leche, de un calabacín o de un tomate si no nos gusta, si no nos apetece o si no nos parece ético. En mi caso, como ya he dicho, los yogures me gustan, me apetecen muchos días después de comer o de cenar, y cumplen una función en algunas comidas desde que soy pequeña. Si son altos o no en proteínas, no es una cuestión que mire tanto, porque para eso tengo las legumbres que consumo todos los días (aunque muchos yogures vegetales son de soja, que es también una legumbre).

Además de esa función, lo mejor de todo es que ninguna vaca es explotada para producir yogures veganos. Ojalá más gente los probara y dejase de comprar las opciones lácteas, porque estoy segura de que se darían cuenta de que son muchísimo mejores, aunque a muchos les echa para atrás ver la necesaria etiqueta «vegan» en el envase.

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