Que las personas veganas necesitamos suplementos para obtener todos los nutrientes necesarios es algo que se ha dicho hasta la saciedad, así como también está más que desmentido por parte de profesionales del ámbito de la nutrición. Eso sí, como seas vegano y en tus próximos análisis los resultados sean bajos en hierro, calcio o alguna vitamina, la culpa será del veganismo, pero cuando un omnívoro se encuentre en la misma situación, jamás nadie le dirá que tiene deficiencias por ser omnívoro.
Hace casi diez años tomé la decisión de dejar de comer carne y pescado, y hace unos siete años me hice vegana. En todo este tiempo, la mayoría de las veces que me he hecho análisis de sangre, los niveles de los nutrientes eran los normales, salvo en una ocasión en la que me salió bajo el hierro y la vitamina D. Tras esto, corregí los niveles de hierro con la suplementación adecuada, pero la doctora optó por no recetarme ningún suplemento de vitamina D, al no ser la carencia demasiado baja y al estar próximo el verano.
Pese a no haberme recetado suplementación de vitamina D, opté por comprar una vegana (D3), pues sabía que probablemente, si tuviera una deficiencia en los próximos análisis, me recetarían una no vegana. En estos casos en los que los médicos nos recetan suplementos con algún componente de origen animal, recomiendo informarse y acudir a nutricionistas veganos que nos puedan asesorar sobre qué suplementos tomar, o comentar a los propios médicos nuestra situación para que nos receten uno adaptado a nuestros valores. Por suerte, en el ámbito de la suplementación tenemos muchas opciones cien por cien vegetales, a diferencia de lo que sucede con ciertos medicamentos.

Discursos tóxicos
Dentro de la alimentación basada en plantas, algunos influencers nos venden la alimentación vegana como la más saludable, con la que nunca vas a tener enfermedades de ningún tipo. Y es cierto que la dieta cien por cien vegetal es sana, pero no necesariamente, ya que hay algunos productos veganos que no lo son, como el azúcar o algunos procesados plant based.
Ese tipo de discursos que se enfocan en la salud acaban siendo tóxicos para quienes los reciben. Y aquí vuelvo con otra experiencia personal. Cuando me hice vegana, me enfoqué demasiado en comer sano y también me dejé de llevar por algunos influencers que vendían jugos verdes milagrosos y ensaladas crudiveganas como la solución a todos los males. Había quienes afirmaban que desde que llevaban una alimentación plant based ni siquiera habían cogido un resfriado. De hecho, yo misma estuve mucho tiempo sin constiparme desde que hice este cambio de hábitos, pero influida por estos discursos, me frustré mucho cuando me puse mala después de un tiempo, y no culpé a esos influencers, sino a mí misma.
A día de hoy, puedo decir que desde que soy vegana he reducido el número de catarros anuales con respecto a la etapa anterior, e incluso he pasado inviernos enteros sin resfriados. De hecho, estoy convencida que el veganismo ha sido clave en este hecho, pero jamás lo venderé como una dieta milagrosa porque, para empezar, no es una dieta. La alimentación es solo una parte más, quizá la más visible.
Por esos mismos discursos tóxicos, también me frustré cuando mis análisis dieron como resultado un déficit de hierro, algo que, según la OMS, sufren 4000 millones de personas en todo el mundo. Es obvio que no podemos culpar al veganismo, porque esos 4000 millones de personas no son veganos, pero tampoco podemos poner la alimentación plant based como la salvación a las carencias nutricionales. Los veganos podemos tener deficiencias como los demás, y esto no debe de significar un paso atrás en este paso tan importante de respeto hacia los animales no humanos.
Vitamina B12 y otros nutrientes
¿Y qué pasa con la famosa vitamina B12, esa que solo está en la carne y que nos va a faltar si prescindimos de este alimento? Pues que, de nuevo, esa afirmación es falsa, porque la B12, en primer lugar, es de origen bacteriano, no de origen animal, y si está en la carne es porque los animales son suplementados en las granjas. Y en segundo lugar, porque si nos suplementamos, no deberíamos tener ningún problema con respecto a esta vitamina. Al fin y al cabo, los omnívoros también se están suplementando cuando comen carne de animal suplementado.

Por ello, la vitamina B12 es el único nutriente del que debemos suplementarnos. Yo empecé tomando una pastilla diaria cuya dosis no recuerdo, después pasé a una dosis semanal de 2500 mcg en formato líquido y, posteriormente, dos dosis semanales de 1000 mcg, hasta que con el último cambio en las recomendaciones, he pasado a tres dosis a la semana.
He de decir que, aunque dejé de comer carne hace nueve años, no empecé a suplementarme con vitamina B12 hasta hace tres o cuatro años, más allá de la toma de productos veganos fortificados. Hoy recomendaría no hacer lo mismo que yo y suplementarse desde el principio, para evitar problemas. Pese a ello, jamás he tenido una deficiencia de esta vitamina.
En algunos momentos, y por decisión propia, me he suplementado con biotina y zinc para fortalecer el pelo y las uñas, así como con arándano rojo para prevenir infecciones de orina.
Con respecto a otros nutrientes sobre los cuales se nos alerta a los veganos, como el calcio o el omega 3, tampoco he tenido carencias en casi una década, y si las tuviera en un futuro, porque a cualquiera le puede pasar, nuevamente buscaría la opción más ética para solventar tal deficiencia.