Siempre nos han presentado al tiburón como un terrible depredador. Una especie de criatura sin escrúpulos capaz de destruir a cualquiera con quien se cruce, ya sea otro animal marino o un humano. Así nos lo ha mostrado el cine y la literatura, pero la realidad dista mucho de esta imagen. La realidad es que si existe un depredador sin escrúpulos no es el tiburón. Es el ser humano. Y prueba de ello es el finning. Cuesta imaginar cómo es posible que esto exista en el siglo XXI, o que esto comenzara a existir en un momento dado. Y es que muchas veces, esa supuesta inteligencia de la que presuminos brilla por su ausencia. Al menos hay quienes luchan por acabar con el maltrato.
Se conoce como finning a la práctica de cortar sus aletas a los tiburones para después devolverlos al mar vivos, aunque acabarán desangrándose y muriendo de forma inevitable. Las aletas de tiburón se consideran un manjar en algunos países asiáticos, y la famosa sopa es un plato que puede llegar a costar mucho dinero. También la ofrecen en los restaurantes asiáticos europeos, y se ve como algo normal. Sin embargo, su alto precio la convierte en una sopa muy poco consumida entre los asiáticos, lo cual aumenta más, si cabe, la absurdez que resulta su producción.
Precisamente, de Europa proceden muchos de los tiburones que se exportan hacia Asia. En la Unión Europea, el finning está prohibido desde el 2003, pero no lo está la pesca de tiburones no protegidos siempre que no se les corten las aletas hasta después de desembarcar. Pese a ello, también se captura a estos animales de forma ilegal, y una vez que los trozos de sus cuerpos ya están en el mercado, es imposible saber su procedencia o el tipo de tiburón al que pertenecían. España, por cierto, es líder en capturas y exportación de tiburones, algo que cada año afecta a millones de ejemplares.
De hecho, en el último medio siglo, las poblaciones de tiburones se han reducido en más de uno 90% en diferentes especies, a causa de la actividad humana. En el Mediterráneo, el porcentaje alcanza el 95%. A nivel global, la población ha disminuido en un 70%.
Actualmente, una Iniciativa Ciudadana Europea que nace de la campaña Stop Finning ha logrado más de un millón de firmas para pedir a la Comisión Europea que tome medidas al respecto y endurezca la legislación sobre el comercio de aletas, no solo de tiburón, sino también de otras especies que padecen el finning, como las rayas. Si no lo hacemos por empatía hacia estos animales, por ética o por respeto, hagámoslo por la preservación de los océanos. Todas las especies son importantes, y los tiburones, en concreto, mantienen el equilibrio del ecosistema marino al ser uno de los principales depredadores de este.
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