Los perros no necesitan concursos de belleza

Exposiciones caninas

¿Hay algo más absurdo que los concursos de belleza para perros y las exposiciones caninas? Es difícil encontrar otros eventos tan fuera de sentido (para los animales, porque para los humanos tiene todo el sentido del mundo), pero más allá de eso, quienes hacen que sus perros participen en este tipo de eventos deberían plantearse muy seriamente qué consideración tienen de su compañero no humano. Si lo ven como un adorno, como un cuadro en un museo o como un maniquí, tal vez no deberían tener bajo su responsabilidad a un animal.

Los concursos de belleza para perros son absurdos porque no existen perros feos ni perros más bellos que otros. Y la belleza de estos animales va mucho más allá de su apariencia, del jersey que le pongas, de la forma como lo peines y de los obstáculos que pongas en su camino para que salte. Un perro no quiere ganar un concurso de belleza. Eres tú, humano, quien quiere ganar a costa del animal para obtener un premio. No es tan diferente de las carreras de galgos de las que ya hemos hablado en una ocasión anterior.

Estos concursos de belleza son también un anacronismo. Que nadie piense que se trata de eventos modernos inventados por la sociedad actual. En ellos participan perros de razas concretas que empezaron a criarse en el siglo XIX en base a unos cánones estéticos de humanos egoístas que querían a unos perros con ciertas características totalmente alejadas de su naturaleza.

Esos cánones estéticos del siglo XIX son los mismos con los que hoy se juzga a los perros partícipes en las exposiciones caninas o concursos de belleza, por ejemplo, canes con caras planas, en los que sus hocicos se acortan sin dejar espacio para el desarrollo de sus rasgos faciales. Hablamos de carlinos, bulldogs, pequineses, boston terriers, bóxers o shih tzus. Razas, todas ellas, que suelen presentar problemas respiratorios a causa de la selección genética a la que han sido sometidos que pueden llevar a patologías más graves.

El caso de los bulldogs es un claro ejemplo de lo artificiales que son estas razas creadas por los seres humanos. Y es que los bulldogs tienen la cabeza tan grande que las hembras no pueden dar a luz de forma natural, sino que se les debe practicar una cesárea. De lo contrario, la madre moriría en el parto. Queda claro que cuando hablamos de razas «puras» no tenemos en cuenta factores como este. Un animal creado a base de la selección genética no tiene nada de puro.

Este tipo de eventos también son un impulso para el horrible negocio de la cría de perros, en el que los criadores hacen que las hembras tengan camadas constantemente para vender a cachorros de razas como las mencionadas y lucrarse a base del sufrimiento que ocasionan tanto a las madres como a los perros que después presentarán enfermedades.

Dejemos de promover esta crueldad. Ya bastante daño hemos hecho a los animales con la domesticación como para seguir perpetuando su dolor.

Fuente: Plant Based News.

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