El bulo del Hitler vegetariano y los nazis animalistas

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Que Hitler era vegetariano es una de las tantas afirmaciones absurdas que a muchas personas les sirven para seguir consumiendo carne sin remordimientos y para atacar a quienes decidimos no hacerlo. Lo cierto es que el hecho de que el Führer fuera vegetariano nunca ha sido probado, y hay evidencias de que comía carne. También suele decirse que le gustaban los animales, y no es extraño encontrarse con fotos junto a sus perros, a los que mandó asesinar antes de suicidarse, una prueba irrefutable de que verdaderamente amaba a los animales (nótese la ironía). Aunque si realmente le gustaban los animales y los excluía de su dieta no es un motivo que sirva para justificar que otras personas coman carne, y por supuesto, no desacredita el veganismo o el vegetarianismo.

Sobre la supuesta dieta vegetariana de Hitler se han aportado numerosas teorías, algunas que la afirman, otras que la niegan.

La teoría más extendida concluye que todo fue una invención de la propaganda nazi. En ello coinciden biógrafos de Adolf Hitler (1889-1945), como Rynn Berry, Albert Speer, Thomas Fuchs y Robert Payne.

Habría sido Joseph Goebbels (1897-1945), ministro de Propaganda en la Alemania nazi, quien habría difundido el bulo de que Hitler era vegetariano. Concretamente, afirmó que «él cree que comer carne es perjudicial para la humanidad», y lo habría hecho como buen propagandista, para presentar al dictador como una persona de moral intachable, una especie de Gandhi alemán que tampoco bebía alcohol ni fumaba, un ser ascético, sobrio y sin imperfecciones que no se dejaba llevar por los placeres y cuya preocupación central era el Gobierno. Una imagen que no hiciera sospechar que era un ser despiadado. Poco sabían los nazis del vegetarianismo si pensaban que una dieta sin carne significa privarse de los placeres culinarios. Y es que aunque en esta época podía haber escasez de alimentos, nada hace sospechar que esto ocurriera en la cocina de Hitler, quien disponía de un invernadero en su mansión de Baviera.

La revista nazi Neugeist Die Weisse Fahne describía así a Hitler:

¿Sabes que tu Führer es un vegetariano, y que él no come carne debido a su actitud general de respeto a la vida y su amor por el mundo animal? ¿Sabes que tu Führer es un amigo ejemplar de los animales, e incluso como canciller, no se separó de los animales que mantuvo durante años? El Führer es un ardiente oponente de cualquier tortura hacia los animales, en particular la vivisección, y ha declarado que acabará con esas condiciones, cumpliendo así su papel como el salvador de los animales, de los continuos e innombrables tormentos y dolor.

Propaganda, al fin y al cabo.

Vegetariano, a veces

Otras teorías señalan que Hitler sí fue realmente vegetariano, pero solo en ciertos momentos de su vida y por cuestiones de salud, no de compasión por los animales.

Según una de estas hipótesis, el Führer se hizo vegetariano en los años de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), debido a sus problemas intestinales. Hay quienes dicen que solo aumentó su consumo de vegetales o que comía productos cárnicos, como jamón, de vez en cuando.

Menos extendida está la teoría de que Hitler comenzó su dieta vegetariana como consecuencia de la depresión que le provocó la muerte de su sobrina y amante, Geli Raubal (1908-1931), 19 años menor que él. A Goebbels se le habría hecho complicado defender esta hipótesis, ya que la propaganda también presentaba al dictador como un esposo fiel que no tenía amantes.

Entre las cocineras que trabajaron para Hitler, se han aportado testimonios contradictorios. Una de ellas, Dione Lucas, que fue chef del Führer a comienzos de los años 30, declaró más tarde que uno de sus platos favoritos era el pichón relleno. Otras han constatado que disfrutaba de platos como las albóndigas de hígado, que también han sido señaladas como una de sus comidas preferidas, y en ocasiones como la única de origen animal que probaba; salchichas o jamón, pero también hay testimonios que indican que de la cocina del dictador únicamente salían platos vegetarianos, que sí incluían huevos y lácteos. Alguno de sus cocineros llegó a revelar que agregaban a escondidas ingredientes animales, como caldo o grasas.

Abby Chung | Pexels

Estudios

En 2017, un equipo de investigadores examinó la dentadura de Adolf Hitler, recuperada por los soviéticos tras la victoria en la Segunda Guerra Mundial y que permaneció durante décadas inaccesible a los historiadores. Los expertos compararon los dientes del dictador con una radiografía que este se había hecho en 1944 para comprobar si se trataba realmente de su dentadura, lo cual corroboraron. Su conclusión fue que el Führer seguía una dieta sin carne, o al menos mayoritariamente sin carne.

Como sostienen otros relatos, esto se habría debido a los problemas gástricos del dictador. Sin embargo, también se ha señalado que su supuesta dieta vegetariana no era nada saludable, ya que comía abundantes dulces y chocolate, y prueba de ello podría ser el mal estado de la dentadura con la que se encontraron los investigadores en 2017, con varias prótesis y solo cuatro piezas sanas. Por otro lado, algunos de los remedios que le ofrecieron ciertos médicos consistían en ingredientes de origen animal, si bien se cuenta que otros médicos habrían sido quienes recomendarían al dictador una dieta sin carne tras la Primera Guerra Mundial (1914-1918).

Sea como fuere, el supuesto vegetarianismo de Hitler fue utilizado por los aliados para desacreditarlo, tanto en la Unión Soviética como en Estados Unidos, que reafirmaban así la visión del dictador como un ser extraño y desequilibrado que quería que «el mundo del futuro fuera vegetariano», frase que se le atribuye en 1941.

Se ha dicho también que Hitler amaba a los perros, y se sabe que tuvo varios a lo largo de su vida, principalmente pastores alemanes, la raza que, cómo no, el nazismo consideraba «pura». Su perra más famosa fue Blondi, que le fue entregada como regalo. El entrenador de Blondi, Fritz Tornow (1924-1990), acabó asesinando a tiros a sus cachorros por orden de Hitler, poco antes de su suicidio. Respecto a Blondi, fue envenenada con cápsulas de cianuro que el dictador quiso probar en ella para comprobar su eficacia. El animal tenía unos cuatro años de edad.

Otros nazis ¿vegetarianos?

Algunos relatos han ido más allá y han presentado a otros líderes nazis como vegetarianos, dando a entender que esta filosofía era bastante seguida en las filas del nazismo, lo cual es falso. Sabemos por los historiadores que las comidas de los jefes nazis no eran precisamente plant-based.

De esta forma, Heinrich Himmler (1900-1945), artífice del holocausto, también ha sido definido como vegetariano. Cabe recordar que Himmler trabajó en una granja de pollos años antes de su ascenso al poder. Quién sabe si fruto de esa experiencia ideó los campos de concentración nazis, cuyas semejanzas con el sistema de explotación animal actual son evidentes, aunque desde una visión antropocentrista estas comparaciones han sido muy criticadas.

De Himmler se ha dicho que aborrecía la caza y que salió horrorizado de una corrida de toros en la Plaza de las Ventas de Madrid durante su visita a España en octubre de 1940. Eso no le impidió condecorar al torero Marcial Lalanda. Tampoco impidió a los nazis censurar el cuento Ferdinand, escrito por Munro Leaf en 1936, acerca de un toro que no quería morir en una plaza. El cuento también fue retirado por el franquismo en España. Después de la Segunda Guerra Mundial, decenas de miles de copias fueron distribuidas en Alemania para trasladar un mensaje de paz.

Himmler en Madrid
Himmler en Madrid

Pero no solo un toro ficticio fue víctima de los nazis. Estos también quisieron crear una raza de bóvidos «pura» y salvaje, con la intención de recuperar a los extintos uros en un bosque polaco, a través del intercambio de material genético. Esta raza fue ideada por Hermann Göring (1893-1946), jefe de las fuerzas aéreas, y el propio Himmler. Estos animales no prosperaron después de la guerra. Aún así, suele afirmarse que los nazis estaban en contra de la experimentación animal. Cabe preguntarse si no se inspiraron en ella para sus experimentos con judíos.

Es cierto que inicialmente, los nazis aprobaron la prohibición de la vivisección, norma que se mantuvo en vigor durante un único mes. Después, se aceptó esta práctica bajo la «necesidad científica» y los experimentos en animales no cesaron durante el régimen nazi.

Leyes

¿Qué hay de cierto en que los nazis fueron los primeros en implantar leyes de protección animal? Aunque en la Alemania nazi se dictaron algunas normas a este respecto, que no se llevaron a la práctica, desde luego no fueron los primeros, ya que existían leyes similares en distintos países al menos desde el siglo anterior.

Muy lejos de ser antiespecista, la ideología nazi categorizó a los animales en niveles superiores e inferiores. Las ratas y los judíos se situaban en el último lugar de la lista, mientras que entre los animales considerados «ganado», los cerdos gozaban de mejor estatus.

En abril de 1933, se aprobó en Alemania la Ley sobre Sacrificio Animal, que estableció el aturdimiento obligatorio antes del sacrificio. Lejos de reducir el sufrimiento animal, el objetivo antisemita de esta ley era prohibir el ritual judío. De hecho, los nazis identificaron a los judíos con la violencia hacia los animales, mientras que los arios, según su ideología, eran la raza «pura», integrada en la naturaleza, una integración no exenta de esa idea tan fascista de dominación.

En noviembre de ese mismo año, se aprobó la Ley de Protección Animal, y en 1934, la Ley de Protección de la Naturaleza y la Ley de Caza. Ese año se celebró en Berlín una conferencia internacional sobre la protección de los animales.

Entre las medidas aprobadas, se crearon cartillas de racionamiento para perros, se reguló el transporte de animales vivos o formas de reducir el dolor al herrar a los caballos o al cocinar crustáceos hervidos vivos, actos que en la práctica seguían generando sufrimiento a los animales, así como la prohibición de «atormentar innecesariamente o maltratar a un animal», ya que ese «innecesariamente» deja entrever que en ocasiones el maltrato puede ser necesario. La misma palabra se utilizó en la prohibición del uso de animales con «un dolor apreciable» o incapaces para una actividad.

Cristian Benavides | Pexels

Otras prohibiciones fueron «sacrificar a un animal doméstico con el fin de deshacerse de él» o «cortar las orejas o la cola de un perro sin anestesia». Por supuesto, los nazis no se molestaron en perseguir estas prácticas una vez aprobadas las leyes ni en evitar el uso de animales durante la guerra.

Tampoco su Ley de Caza prohibió esta actividad. El propio Göring era un gran defensor de la caza y la identificaba con una de las grandes costumbres del pueblo germano.

Lo que también prohibió el régimen nazi fueron las sociedades vegetarianas y ecologistas. Sus miembros fueron sometidos a una estrecha vigilancia como «enemigos potenciales del Estado», y sus reuniones no estaban permitidas. Cualquier exposición pública del vegetarianismo podía significar la cárcel, por lo que su forma de alimentación quedó relegada al ámbito doméstico. En 1933, el Gobierno nazi prohibió la revista Vegetarische Warte (Observatorio Vegetariano) y la Gestapo confiscó y censuró libros de recetas vegetarianas, entre muchos otros.

Por mucho que Hitler hubiera sido vegetariano o que los nazis aprobaran leyes que han sido calificadas de «animalistas», el movimiento vegetariano, que había sido fuerte en Alemania antes del nazismo, quedó muy debilitado. Tal vez si Hitler nunca hubiera ascendido al poder, la Vegan Society y el veganismo habrían surgido en Alemania y no en Reino Unido en 1944, en plena guerra. Pocos medios de comunicación a día de hoy hablan de las leyes animalistas británicas que fueron pioneras, o de las españolas, que también las hubo en el siglo XIX. Eso sí, no nos faltan artículos que siguen definiendo a los nazis como auténticos animalistas, y no solo en revistas de caza y tauromaquia.

FUENTES CONSULTADAS Y ARTÍCULOS RELACIONADOS

BBC (2009). El regreso de las vacas «nazis».

Colás, X. (2018). Hitler, el ‘carnicero’ vegetariano. El Mundo.

Cultura Vegana (2022). ¿Era Hitler vegetariano?

Cultura Vegana (2022). La carta de Rynn Berry.

G. M. A. (2022). Los perros de Adolf Hitler. Historia. National Geographic.

La Zona Veggie (2021). Historia: cuando un toro se convirtió en el mejor amigo de una niña.

Martínez, F. (2021). Los nazis, esos amantes de los animales y la naturaleza. La Vanguardia.

Moreno, A. (2018). A Blondi. Consejo General de la Abogacía Española.

Navarro, F. (2022). ¿Hitler era vegetariano? Muy Interesante.

Pollo, S. (2022). Manifiesto por un animalismo democrático. NED Ediciones.

Prieto, M. (2013). ¿Qué clase de vegetariano era Hitler? Cadena SER.

Segovia, J. (2017). La dieta del dictador. XL Semanal.

Vinyes, F. (2012). El cuento de que Hitler fue vegetariano. Medicina Naturista, 1(6), pp. 17-18-

Una respuesta a «El bulo del Hitler vegetariano y los nazis animalistas»

  1. […] Por su parte, la escritora Miep Gies (1909-2010), quien ayudó a los Frank a ocultarse de los nazis, mencionó posteriormente que Moffie era grande y gordo, blanco y negro, con la cabeza algo […]

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