Aunque no soy mucho de celebrar la Navidad como el resto de la gente, hay tradiciones que no están muertas para mí, como la de regalar y recibir regalos. Por supuesto, nunca regalaría a nadie algo que no casara con mis principios, como cosmética testada en animales, ropa de lana, quesos y embutidos, una entrada a un circo o un perro (lo cual me parece gravísimo que se siga haciendo hoy en día, porque los animales no son objetos y las vidas no se regalan). Y tampoco me gustaría recibir este tipo de regalos de otras personas.
Pero lo cierto es que casi nunca recibo regalos que verdaderamente me hagan ilusión. Casi todos los años me regalan ropa, sobre todo mi familia, aunque por suerte la utilizo y todavía no me he visto en la situación de tener que ir a devolver algo porque esté hecho de algún tejido de origen animal. Otras veces me han regalado mantas, libretas o accesorios que, en definitiva, son objetos que uso y aunque no tenga la necesidad de tenerlos en ese momento, no los rechazo porque sé que los voy a utilizar llegado el día. Pocas veces me han hecho ese tipo de regalos que quedan guardados en un cajón durante años sin que vuelva a acordarme de que existen.
Por mi parte, tengo la manía de regalar a los demás cosas que me gustaría que me regalasen a mí, entre otras cosas porque nunca se me ocurre qué es aquello que podrían necesitar, aunque no por ello dejo de pensar en los gustos de esas personas. También me guío por la utilidad, y no me gusta regalar objetos que no tienen uso o que sé que van a quedar guardados en ese mencionado cajón.
Quienes me conocen saben que soy vegana, y cualquier regalo de los que voy a citar a continuación me encantaría, pero al final son regalos que me tengo que hacer a mí misma, porque los demás seguramente ni siquiera se planteen que me haría ilusión. Pero no solo me parecen buenas ideas para mí, sino para regalar a otras personas, aunque realmente solo lo haría si tuviese la certeza de que van dirigidas a alguien que, aunque no sea vegano, tiene cierta sensibilidad con los animales. Por ejemplo, no me sentiría del todo bien regalando una taza comprada en la web de un santuario a alguien que toma leche para desayunar, pero por otro lado quizá la frase que pone en esa taza podría ser una vía para que reflexionara. De igual manera, tampoco regalaría un libro sobre antiespecismo a alguien que se está burlando constantemente del veganismo, y no porque no considere que ese libro sería útil para esa persona, sino porque seguramente lo dejaría de adorno en la estantería.
6 Regalos veganos
- Objetos de una tienda benéfica. Muchos santuarios de animales y asociaciones animalistas tienen tiendas online donde puedes comprar objetos de todo tipo (tazas, llaveros, colgantes, mascarillas, camisetas, sudaderas, etc.), lo cual les sirve para recaudar fondos que van a ir destinados a ayudar, de una forma u otra, a los animales. Es muy satisfactorio saber que el dinero que gastas va para una buena causa, y si además la persona a quien va dirigido el regalo conoce la asociación o es sensible hacia el sufrimiento animal, seguro que le encantará.
- Un apadrinamiento o amadrinamiento. Los santuarios de animales ofrecen la posibilidad de apadrinar o amadrinar a uno de los individuos a los que allí atienden. Los padrinos y madrinas contribuyen económicamente a los cuidados de ese animal y reciben, cada cierto tiempo, información actualizada sobre este. Sin duda, es un regalo precioso aunque no sea nada material.
- Marcas veganas. Hoy en día hay marcas que fabrican diferentes productos y que tienen el veganismo como uno de sus pilares. Por ejemplo, existen marcas de moda vegana o de cosmética y productos de higiene cruelty free. Y ya que este tipo de regalos son un clásico en Navidad, ¿por qué no optar por comprarlos en empresas éticas y comprometidas?
- Comida. Si quieres veganizar a alguien, hacer que le guste la comida vegana es fundamental. ¿Qué tal si le regalas un lote de quesos veganos? ¿O de embutidos veganos? ¿O de carne vegetal? ¿O de productos tradicionalmente veganos como el hummus y el tofu? Ya sabemos que no es lo más sano del mundo comer hamburguesas veganas todos los días y que la alimentación debe basarse en frutas, verduras, legumbres, cereales, semillas y frutos secos, pero ciertos procesados ayudan a la hora de hacer la transición, y además, son productos con los que la población suele estar menos familiarizada.
- Libros antiespecistas. Este es uno de esos regalos que me encanta que me hagan pero que casi siempre acabo comprando yo misma. Para personas con interés en el veganismo o que ya sean veganas, me parece de los mejores regalos. Además, hay todo tipo de libros para elegir: sobre cocina, sobre alimentación, sobre filosofía y teoría del antiespecismo, sobre animales, experiencias personales de personas veganas, libros infantiles…
- Un capricho vegano. Este es otro de esos regalos que me gustaría recibir, pero que terminaré por hacerlo yo a otra persona. Me refiero a una estancia en un hotel vegano o a una cena en un restaurante cien por cien vegetal, es decir, caprichos que nos dan una alegría y que pueden servir para que nuestro acompañante o personas a las que va dirigido vean que no es tan difícil ni sacrificado esto del veganismo.
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