Sabías que… Cocodrilos

Después de haber aprendido unos cuantos datos curiosos e interesantes sobre las abejas, cambiamos de grupo y pasamos de los insectos a los reptiles, que también tienen miles de curiosidades que mencionar. En concreto, hablamos hoy de los cocodrilos, unos animales amenazados actualmente por la actividad humana, principalmente la caza y la destrucción de su hábitat. También son algunos de los atractivos en zoológicos de diferentes ciudades del mundo, pero recordemos que los animales no son monumentos turísticos ni cuadros de museos. Su ecosistema natural es el único lugar donde deben estar y observarlos en este es la mejor manera de conocerlos, pues los zoológicos solo suponen una desnaturalización que no transmite ninguna enseñanza.

Siglos de investigación sobre estos reptiles, los cocodrilos, nos trasladan algunos conocimientos y curiosidades que no pueden ser pasadas por alto.

Los cocodrilos habitan en regiones tropicales de África, Asia, América y Australia, y existen hasta 14 especies diferentes, de distintos tamaños. Ponen entre 10 y 60 huevos a la vez, en los que permanecen las crías unos 100 días. Tan solo miden 25 centímetros al nacer, pero los ejemplares más grandes pueden llegar hasta los seis metros.

La vida de un cocodrilo puede durar más de un siglo. El más longevo cuenta con 122 años, se llama Henry y vive en un centro de conservación sudafricano, aunque hace tiempo que no aparecen noticias sobre él.

Estos reptiles son capaces de sobrevivir comiendo únicamente una vez al año. También pueden aguantar sumergidos debajo del agua durante al menos dos horas, y viendo en todo momento a su alrededor, ya que mantienen sus ojos abiertos mientras bucean. Además, son muy ágiles nadando y pueden alcanzar los 43 kilómetros por hora y recorrer cuatro metros de distancia tan solo impulsándose con su cola.

Los cocodrilos expulsan lágrimas de forma continuada para humedecer sus ojos. De ahí viene la expresión «tener lágrimas de cocodrilo».

Estos reptiles no pueden masticar ni trocear su comida, por lo que aplastan a sus presas con su mandíbula para después tragárselas. Se ha observado que también ingieren piedras, quizá porque les ayuda a moler los alimentos, a aumentar su peso y saciarse, según algunos científicos.

Cuando descansan, mantienen su boca abierta para favorecer la refrigeración y evitar el calor excesivo. En los meses más fríos, hibernan en una especie de madriguera que construyen en las cercanías de los ríos o lagos.

Algunas aves como los pájaros pluviales limpian su boca y dientes sin temor a que los reptiles se las coman. En esta simbiosis, las aves se alimentan mientras los cocodrilos se benefician manteniendo su boca limpia de parásitos.

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