El veganismo es un movimiento que aboga por la liberación animal. No es tan difícil de entender, aunque es necesario profundizar en el tema cuando no se conoce demasiado para comprender sus motivaciones. Sin embargo, con el auge de este se ha creado cierta confusión, y lo cierto es que muchas personas asocian el veganismo a conceptos como dieta, natural, hippy, adelgazamiento, salud…, si bien es cierto que otra gente lo asocia a lo insano.
Pues ni una cosa, ni la otra. Ni ser vegano es estar desnutrido, ni tampoco significa ser la persona más saludable del mundo. Pero vegano tampoco es ser natural, ni ecológico, ni ser una persona que quiere adelgazar. En este caso, hablaríamos de una dieta basada en plantas para lograr un objetivo concreto, en base a un deseo personal como puede ser el adelgazamiento, pero no de una lucha por la liberación animal.
Las marcas que fabrican productos cien por cien vegetales no ayudan, en algunas ocasiones, a mostrar esta última idea. De hecho, muchos se venden, precisamente, como ecológicos, naturales, bajos en grasa, ligeros o sin azúcar. Y no está mal que utilicen estos conceptos para vender, pero quizá sí están favoreciendo la idea de vincular en veganismo con términos que no definen a este movimiento.
Por supuesto, las empresas que fabrican productos de origen animal también los venden con ese tipo de conceptos, ¿pero qué es natural hoy en día? Desde que entramos por la puerta de un supermercado, la palabra «natural» deja de tener sentido. Porque no es natural llenar nuestro carrito de alimentos envasados, ni obtenerlos a través de las últimas tecnologías, ni llevarlos a una fábrica a procesarlos… Y esto no significa que tengamos que volver a la Prehistoria para recolectar nuestras frutas directamente de los árboles, sino que es más bien una reflexión sobre cómo nos engaña la publicidad.
Algunas personas veganas presumimos de comer de forma natural cuando estamos comprando hamburguesas vegetales envasadas al vacío o canelones veganos ultracongelados. Y no pasa nada por consumir estos productos, porque el veganismo nada tiene que ver con comer más o menos natural, sano o ecológico. Pero es importante tener claro que la forma de llevar la alimentación, dentro del veganismo, es algo personal. No todos lo harán igual, pero sí coincidiremos en que no contribuiremos, en este aspecto, a la explotación animal. Esa es la verdadera esencia del movimiento.
Dejemos de llevarnos tanto por la publicidad, sin dejar por ello de alegrarnos por el avance del veganismo. Y esforcémonos en visibilizar nuestros motivos, en hacer visibles a los animales explotados y no tanto en presumir de comer sano y natural. No solo porque muchos productos cien por cien vegetales no lo son, pese a la estrategia de ventas de la marca, sino también porque este movimiento debe empezar a verse como algo más que una dieta. Como algo más que una locura. Como algo ético y no egoísta.
P.D. Admiro a las marcas que apuestan por los productos basados en plantas. Cada vez tenemos más opciones y eso es fantástico. Yo soy la primera que siempre quiere probar cada producto nuevo que sale al mercado. Pero también sé que a veces los productos veganos no son más saludables que aquellos a los que sustituyen (sí son más sostenibles), e incluso siendo así, me alimento ahora mucho mejor que cuando comía alimentos de origen animal.
Por su parte, quienes comen carne también deberían reflexionar cuando relacionan este producto con la salud o con lo natural. Al final, la publicidad nos influye a todos.
Un comentario en “Natural no es sinónimo de vegano”