¿Cuántas veces te has posicionado contra la caza y te han respondido que si no quieres que esta exista, metas a los animales en casa para que no causen daños? Otra vez los cazadores definiéndose como esenciales. Otra vez los cazadores diciendo que hacen una labor importante por el medio ambiente. Otra vez los cazadores mintiendo porque queda muy feo decir que matan porque les gusta, aunque esto también ha sido repetido hasta la saciedad por ganaderos (que a veces también son cazadores) o defensores de estas actividades, sin que necesariamente las practiquen, por desconocimiento, al fin y al cabo.
Basta con mirar los comentarios en redes sociales cuando un medio publica una noticia sobre un accidente con fauna, sobre un supuesto ataque de un lobo a unas ovejas en un pueblo, sobre especies catalogadas como invasoras o sobre cultivos dañados por la presencia de jabalíes. «Si tanto quieren a los animales, que vengan los animalistas y los metan en su casa», proponen para evitar dichas situaciones, y se quedan tan anchos. Y claro, como ningún animalista mete a un lobo en su casa, ya está justificado matarlos a tiros. Es ridículo.
Tan ridículo como tener que explicar que precisamente porque queremos a los animales, no vamos a meter en nuestras casas a fauna salvaje. Además de estar rozando la legalidad en algunos casos, encerrar a un lobo, a un jabalí o a un ciervo en una casa sería equiparable a esas personas que compran animales como chimpancés o serpientes exóticas. El hogar de un animal silvestre es su hábitat natural, ya sea el bosque, la selva, la sabana o el monte. No nos vamos a detener mucho más tiempo explicando esta obviedad.
«¿Entonces, cómo hacemos para que los jabalíes no destrocen los cultivos si no los cazamos?», nos dirán. Habría que ver si realmente la caza es una solución a esto. Si lo fuera, ya no habría jabalíes en los huertos o en los campos de plantaciones de diversa índole. Ah, espera, que los propios cazadores los crían en granjas cinegéticas, así que siempre hay jabalíes. ¿No será que lo que quieren es matar y que lo de menos para ellos son los cultivos?
También habría que preguntarse si realmente los jabalíes destrozan los cultivos. Estos animales suelen escarbar en la tierra en busca de alimento, y a eso lo llaman «destrozar los cultivos», al arrancar las raíces de las plantas. Los humanos, como siempre, mirando por nuestro propio beneficio. Qué nos importa que el jabalí no tenga comida en el bosque y tenga que trasladarse a un huerto cercano a un pueblo, o incluso al jardín de tu casa, para encontrarla.
Egoístas y especistas
Odiamos tanto a los jabalíes que incluso se han hecho estudios para demostrar que estos animales liberan más CO2 a la atmósfera que los tractores cuando hacen lo mismo que ellos al arar la tierra. Bueno, no exactamente lo mismo, pues un tractor remueve la tierra de campos enteros, no solo de zonas concretas. Pero claro, es que los tractores aran cuando le interesa a los humanos, y da igual si contaminan. Mejor poner el foco del problema en los jabalíes hambrientos. Qué egoístas somos al considerar a unas especies beneficiosas, como las abejas que polinizan las flores; y a otras perjudiciales, como los jabalíes. Egoístas, y también especistas. Como si en este planeta no hubiera hueco para todos.
En cualquier caso, aunque es difícil, también es posible encontrar información sobre las ventajas en el suelo cuando los jabalíes remueven la tierra. Y es difícil porque ante cualquier búsqueda en Internet sobre este asunto aparecerán decenas de webs de caza o artículos de periódicos que alertan del peligro que supone para la agricultura la presencia de estos animales. Claro, si sale un estudio que diga lo contrario, nadie se hará eco.
Pero da igual si los jabalíes son responsables de algunas emisiones de CO2 cuando escarban el suelo o si, por el contrario, esto tiene una función beneficiosa en la tierra. Y desde aquí no vamos a afirmar ninguna de estas dos ideas, porque lo importante es que se trata de animales que merecen ser respetados, así que si tanto te molesta que los jabalíes se den una vuelta por tu jardín, tu huerto o tu campo de trigo, lo sentimos mucho, pero la solución no es abatirlos a tiros. Con otra simple búsqueda en Internet, podrás encontrar otras ideas para hacer que no se acerquen a ese trozo de tierra que tanto adoras, como algunos sonidos o repelentes.
Eso sí, nosotros preferimos optar por devolver el equilibrio a la naturaleza, algo para lo que es indispensable el fin de la caza, la reforestación o la reintroducción de algunas especies. Si los jabalíes se acercan a las zonas urbanas, es porque no hay alimento para ellos en el bosque. Si los jabalíes provocan accidentes de tráfico, tal vez es porque están huyendo de los disparos de los cazadores o porque ese mismo día ha sido jornada de caza.
Si de verdad hay sobrepoblación de estos animales, podemos empezar por prohibir las granjas cinegéticas que los crían o por evitar la extinción de su principal depredador, el lobo. Ese que durante años, tampoco se ha librado de los disparos de los cazadores. Ese al que también suelen invitarnos a llevarnos a nuestra casa porque ataca a los animales de las ganaderías.

Por eso, también suelen decirnos, «animalistas, ¿no os dan pena las ovejas atacadas por ese lobo al que defendéis?» Pues sí, esas ovejas nos dan pena, pero no solo por haber sido depredadas, sino porque tal vez no tenían escapatoria al estar en un recinto cerrado, o estaban en un campo abierto mientras el responsable de cuidarlas estaba en el bar tomando unas cervezas; porque si no hubieran muerto de esta manera, lo habrían hecho en un matadero; o porque quizá solo están siendo usadas por el ganadero para ser indemnizado tras haberse inventado un ataque de lobo o haberlo propiciado él mismo.
Y sí, los ataques de lobos también existen. No todos son invenciones ni son deseados. Pero de nuevo, antes de abatirlos a tiros, hay que preguntarse cuál es el motivo. Los lobos no suelen acercarse a los humanos, por lo que si el pastor está cerca, es difícil que ataquen a las ovejas u otros animales considerados de granja. Tal vez cuando lo hacen es porque no encuentran suficiente comida en el bosque, a causa, por ejemplo, de un incendio (quizá provocado por algún ganadero para obtener terreno de pasto) o de la pérdida de biodiversidad. O porque un cazador ha abatido al ejemplar dominante que era quien dirigía la caza de presas salvajes o a la hembra reproductora, fragmentando el grupo, tal como se explica en este artículo.
Convivir de forma respetuosa
Jabalíes y lobos son las dos especies más odiadas por cazadores y ganaderos que piden a quienes se consideran animalistas que se los lleven a su casa, pero no son las únicas. Hay otros animales a los que también se les ha acusado de provocar daños medioambientales o ataques a ganaderías, como el meloncillo, los castores o los buitres, quién sabe si a modo de excusa para tener nuevas presas de caza.
Sí, entendemos que hay personas que viven de la agricultura y de la ganadería, por mucho que no estemos de acuerdo con la explotación animal (eso no hace que odiemos a las personas que se dedican a ello), pero es necesario que alguien diga que no todo es como lo pintan. Que el lobo, el jabalí o el buitre no son monstruos que quieren acabar con nuestros negocios. Que somos egoístas y que no valen más nuestros deseos o nuestro bienestar que la vida de los demás animales. ¿Tan difícil es buscar formas de convivencia respetuosas? Si no lo hacemos, la propia naturaleza nos lo acabará pagando.
Un comentario en “«Animalistas, metedlos en vuestra casa para que no causen daños»”