No se dan cuenta

Los animales tienen personalidad

«No puedes compartir tu vida de forma significativa con ningún tipo de animal con un cerebro razonablemente desarrollado y no darte cuenta de que los animales tienen personalidades»

Jane Goodall

Esta frase de Jane Goodall define demasiadas cosas que están mal en nuestra sociedad, pero por resumir, podríamos decir que los animales se consideran objetos. Objetos de consumo, objetos de entretenimiento, objetos de compañía, objetos de decoración, máquinas de criar, máquinas de producción o mercancía para vender. Tal vez es esa la razón por la que poca gente se da cuenta de que tienen personalidades y, en definitiva, de que son personas. Y con derechos, por supuesto.

No se dan cuenta de que los animales no están para nosotros. Ni para servirnos, ni para darnos nada. No, la vaca no nos da leche, el cerdo no nos da carne y la gallina no nos da huevos. Son seres sintientes con sus propios intereses. Unos intereses que nada tienen que ver con regalarnos comida a su costa.

No se dan cuenta de la inteligencia de un cerdo. Los ven como trozos de jamón, de lomo o de bacon.

No se dan cuenta de que separar a un ternero de su madre para robarle a esta su leche y matar al bebé es una atrocidad.

No se dan cuenta de que una docena de huevos no vale más que la vida de millones de gallinas destrozadas por la puesta.

No se dan cuenta de que no vale más un chuletón que la vida de una vaca.

Ni unos nuggets valen más que la vida de esos pollos incapaces de mantenerse en pie.

Puede que tampoco sea fácil darse cuenta cuando se mantiene a los animales en unas condiciones de hacinamiento, suciedad y estrés en las que no pueden desarrollarse. O cuando vamos a comprar al supermercado por costumbre sin preguntarnos por el proceso que hay detrás de la comida que adquirimos.

Otros que quieren compañía tampoco se dan cuenta de que un perro o un gato no existen para servirnos. De que tienen sus propias necesidades y de que si no van a cubrirlas, es mejor no comprometerse a convivir con uno de estos animales.

No se dan cuenta de que la calle no es hogar para ningún perro. De que abandonar a un can no es algo tan diferente a abandonar a un hijo humano. La diferencia es que al primero lo consideran un objeto y al segundo no.

No se dan cuenta de que la calle tampoco es hogar para los gatos. Ni siquiera frenan cuando uno cruza la calle. A veces, incluso les ponen veneno o alfileres en la comida.

No se dan cuenta de que los perros no son guardianes, ni cazadores, ni policías.

No se dan cuenta de que un perro encerrado en un garaje o en cualquier recoveco de una finca no es feliz. Claro, no se dan cuenta porque nunca están allí para escuchar sus lamentos.

No se dan cuenta de que el campo no les pertenece. De que un ratón, un jabalí o un conejo también son sus habitantes.

No se dan cuenta de que no hay especies invasoras, sino humanos egoístas.

Los humanos creemos que lo sabemos todo, pero no solemos darnos cuenta de nada. No somos superiores a ningún animal no humano, pero tampoco hace falta que empatices con las vacas, con los cerdos, con las gallinas, con los ratones o con los gatos de la calle. Basta con que los respetes.

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