Hace unos días veíamos la triste imagen de dos cabezas de lobo a las puertas de un ayuntamiento asturiano. Estamos hablando de los lobos decapitados. Y de una imagen que no es un caso aislado. Ya se ha producido en ocasiones anteriores. Los ganaderos y los cazadores, que a veces son todo uno, son los peores enemigos de los lobos. Y también de los buitres, y de los conejos. A ambos los envenenan en cuanto tienen ocasión. Y de los jabalís, a los que consideran plaga. Y de los ciervos y corzos, a los que acusan de provocar accidentes de tráfico.
En definitiva, los cazadores y ganaderos son los peores enemigos de las especies salvajes, de la biodiversidad y del mundo rural. Sí, esos mismos que se autoproclaman salvadores del mundo rural y de la despoblación.
Lo cierto es que ni la caza ni la ganadería van a salvarnos de nada. Al contrario, estas actividades destruyen. La caza destruye vidas y familias, contamina y supone un riesgo para todo aquel que quiere disfrutar de la naturaleza respetándola. La ganadería destruye paisajes, bosques y ecosistemas enteros, además de explotar animales. La caza y la ganadería son dos actividades que solo miran por el beneficio humano. Pero no de todos los humanos, sino de los que las practican o se aprovechan de ellas de alguna manera. El beneficio del dinero, del placer de matar, del sabor de un trozo de carne o de un vaso de leche… Yo lo llamo egoísmo. Un egoísmo con los que tenemos que lidiar todos los habitantes del medio rural que tenemos otra concepción del mundo.
Que la caza genera dinero y que muchos pueblos viven de ella son argumentos mencionados hasta la saciedad por quienes la practican o quienes compran su discurso. ¿Pero a quién le genera dinero la caza? ¿Al dueño del coto? ¿A quienes se lucran de las granjas cinegéticas? ¿O de las rehalas? ¿Al dueño del bar que recibe a los cazadores en las monterías?
Ni a ti ni a mí nos genera ningún beneficio la caza, a no ser que estés dentro del negocio. ¿De verdad crees que el bar del pueblo va a cerrar si no hay caza? ¿Y de qué vive cuando no es temporada? ¿No existen otras posibilidades para los pueblos que no consistan en acabar con la vida que les rodea? Porque si esto es así, mejor un pueblo despoblado que lleno de escopeteros. Mejor un pueblo despoblado donde campen a sus anchas lobos, conejos, ciervos y buitres en paz. Sí, eso que tanto temen los cazadores y ganaderos. Mejor todos urbanitas, una palabra que les encanta.
Y ahora vamos con la ganadería. Que sí, que muchos pueblos viven de ella. O mejor dicho, numerosas familias de ciertos pueblos viven de ella. Pero también vivían de las minas un montón de municipios donde ahora están cerradas o sus recursos agotados. Otros vivían de cultivos que ahora nadie atiende porque las nuevas generaciones han abandonado esos pueblos. Y eso no ha significado la despoblación absoluta.
Es cierto que los pueblos españoles se vacían poco a poco. Pero no será la ganadería la actividad que los haga resurgir. Porque eso significaría volver al pasado, explotar recursos, perjudicar al medio ambiente y al conjunto de la biodiversidad y, por supuesto, hacer sufrir a ciertos animales. Y sí, hablo de la ganadería extensiva, que también es insostenible, al igual que la intensiva. A la par que innecesaria.
Esos que hablan de la ganadería extensiva y de la caza como solución a todos los problemas del mundo rural no hablan por el bien del mundo rural. Hablan por el bien de sí mismos y de su ego. Nos llaman «ecologetas» o «animalistas» en tono despectivo, sin conocer las diferencias entre ecologismo y animalismo. Aseguran que priorizamos el bienestar de los animales no humanos al de los humanos, cuando lo que priorizamos es el respeto hacia todas las especies.
Salvar el mundo rural no puede pasar por matar a las especies que lo habitan. Porque lo jabalís, los ciervos, los corzos, los conejos, los lobos y los buitres también son el mundo rural, les guste o no. Realmente, no son conscientes del desequilibrio que supondría la desaparición de todas estas especies, aunque lo cierto es que tampoco quieren su desaparición, porque lo que quieren es seguir matándolos, e incluso los crían para ello.
Se autoproclaman como los salvadores del mundo rural cuando lo único que hacen es destruirlo y adueñarse de sus recursos. Y ya es hora de decir ¡basta!
*No faltarán quienes se sientan ofendidos y dirán que no se puede meter en el mismo saco a todos los cazadores y ganaderos. Y sí, hay cazadores que cazan por supervivencia y ganaderos que defienden la convivencia pacífica con los animales salvajes. Pero estoy hablando del contexto español y de lo que aquí es la inmensa mayoría dentro de ambos sectores, y una mayoría muy ruidosa, por cierto, a la que hay que contestar.
Totalmente de acuerdo 👏👏👏👏
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