En los últimos meses, he hecho algunas entradas acerca de diferentes productos veganos que he probado, y como es algo que me encanta hacer (comer y escribir mi opinión), he decidido convertirlo en una sección más del blog, aunque solamente la actualizaré cada vez que pruebe cosas nuevas. De esta forma, quienes me leéis ya sabéis cuáles son los últimos patés veganos que he comido y varios productos más sobre los que he escrito.
Hoy vengo con más y más alimentos veganos que he estado degustando en los últimos días, y lo cierto es que con muy buenas impresiones. Todos estos productos los adquirí en mi última compra en Vegaffinity, a excepción de uno: la mermelada, que la compré en una feria ecológica porque yo no puedo acudir a una feria sin llevarme al menos una mermelada.
¡Empezamos!
Tarta de queso Vegana Daiya

Mis expectativas con esta tarta eran muy altas, ya que solo había visto opiniones buenas sobre ella, lo que me decidió a comprarla. Como esperaba, me gustó mucho, pero tampoco tiene el sabor que imaginaba. Me explico: cuando yo hago este tipo de tartas, no me quedan tan cremosas ni con la misma textura que esta, y yo me esperaba algo más parecido a lo que yo suelo hacer, ya que es la segunda vez en mi vida que pruebo una tarta de queso vegana que no he hecho yo.
Esta tarta está hecha para personas golosas, porque es una explosión de dulzor, pero a la vez tiene ese toque salado de las tartas de queso (algo que tampoco me esperaba). Me sorprendió que la base no esté hecha con galleta, porque nunca lo hubiera pensado si no hubiese leído los ingredientes.
Podéis ver la tarta en la foto principal de esta entrada. Su precio ronda los seis euros y se puede dividir en cuatro raciones. Otro aspecto que destaco es que no parece, para nada, un postre congelado, y desde luego es mucho mejor que cualquier tarta congelada que haya comido antes.
¿Volvería a comprarla? Sí, pero tengo muchas ganas de probar otros postres veganos de la misma marca o de otras, y no me ha creado tanta adicción como para que necesite ya mismo comprarla otra vez. Sí, me ha gustado mucho, pero tardaré en repetir.
Chorizo de Heüra

El ya famoso chorizo vegano de Heüra es otro producto que tenía muchas ganas de probar y que aproveché para hacer unas deliciosas lentejas con chorizo. Y aquí va mi opinión, la opinión de una persona que lleva años sin probar un chorizo (ni de cerdo ni vegano, porque este es el primero vegano que pruebo en mi vida), y también de alguien que no se dio cuenta de que era congelado y lo guardó en la nevera.
Este producto, definitivamente, sí se parece al de origen animal, eso sí, al que se usa para asar o para barbacoas y no tanto al que se utiliza para bocadillos. A mí me ha gustado, pero reconozco que es uno de esos alimentos de esos que te dejan un sabor de boca concreto durante todo el día, es decir, repite exactamente igual que el de cerdo. Pero agradezco que existan chorizos como este que hacen que podamos comer unas lentejas como las de nuestras abuelas sin que nadie muera para ello. Su precio ronda los cuatro euros.
¿Volvería a comprarlo? No lo tengo claro. Primero me gustaría probar chorizos veganos de otras marcas para comparar. De Heüra me quedo con otros productos como sus hamburguesas o tiras, aunque en un futuro podría perfectamente volver a hacerme unas lentejas con su chorizo, o utilizar este para otra receta y probarlo también de otras maneras.
Albóndigas de Heüra

Al contrario que con el chorizo, ya había probado anteriormente diferentes albóndigas veganas, y estas son las que más me recuerdan a la carne, aunque quizá no a las típicas albóndigas que hacía mi madre con carne picada. Aún así, me gustan y considero que son perfectas para muchas recetas, como las clásicas con vino blanco, una boloñesa, con patatas fritas, etc. Eso sí, su sabor me parece prácticamente el mismo que el de las hamburguesas de la misma marca, con la diferencia del uso gastronómico, que es radicalmente distinto en ambas.
Cuestan algo más de cuatro euros y tienen la ventaja de que se encuentran en muchos supermercados y creo que de todas las que hay en grandes superficies, estas son las de mejor calidad (al menos de las que yo he probado). Sobre la textura, no cambiaría nada, me parece perfecta.
¿Volvería a comprarlas? Sí. Quizá no es el producto que voy a comprar todas las semanas, pero sí van a ser habituales en mi cesta. Además, al ser congeladas, duran mucho más que unas refrigeradas.
Sopa Veggie Noodle Soup Asian Style de Natur Compagnie

No soy muy fan de las sopas. En primer lugar, porque no son mi especialidad cuando las cocino y no suelen quedarme con el sabor que más me gusta, aunque eso sí, cuando me quedan bien las disfruto muchísimo. Y en segundo lugar, porque entre las típicas de sobre de verduras del supermercado, no he encontrado ninguna que realmente me guste. Pero lo que sí me encanta es la comida asiática, y por eso me decidí a comprar esta sopa y no otra. Y realmente fue un acierto.
Puedo decir que de todas las sopas veganas preparadas que he comprado, esta es la que más me ha gustado. No es que sea un manjar, pero esta me invita a acabarme todo el plato, y no como otras en las que parece que solo saboreo sal. Su precio no llega a los dos euros, y llega de sobra para llenarse el estómago en un día de esos que tenemos prisa y nos falta tiempo para cocinar.
¿Volvería a comprarla? Sí. De hecho, como mi experiencia con las sopas preparadas no ha sido demasiado positiva, creo que me costará comprar otra que no sea esta la próxima vez que quiera una, aunque todo es ver las opciones que hay y quizá me decante por probar alguna otra.
Lasaña de verduras de La Finestra Sul Cielo

Uno de mis procesados favoritos cuando comía carne era la lasaña congelada, aunque me gustaba más la de atún que la de carne. Por eso, de vez en cuando me gusta comprar lasañas veganas y volver a disfrutar de este plato pero sin sufrimiento animal. También las hago en casa cuando me apetece y tengo tiempo.
Cuando las compro, casi todas las que encuentro son de verduras, pero he visto muy pocas que imiten a la lasaña de carne, y ninguna que imite a la de atún, lo cual me encantaría probar si existiese. Esta de La Finestra Sul Cielo es la primera que me gusta más que la de carne tradicional, así que también le doy un aprobado. De hecho, no es solo una lasaña de verduras, sino que tiene algo parecido a la soja texturizada que recuerda a la no vegana. Lo único que echo en falta es el queso por arriba para que se pueda gratinar.
Su precio no llega a los cuatro euros y es muy rápida de cocinar, tanto al microondas como al horno. Aunque me llené con una sola, me qudé con ganas de más.
¿Volvería a comprarla? Esta seguro que sí.
Mayonesa vegana de Granovita

Al igual que me ha pasado con otros productos veganos que he mencionado, esta es la primera veganesa que pruebo en mi vida. No la había comprado antes porque no es una salsa que eche de menos o que extrañe más que otras que comía antes. Cuando necesito un condimento de este tipo, utilizo kétchup o mostaza sin problema, y no me hace falta mayonesa. Pero esta vez pensé que ya era hora de comprar una veganesa en condiciones.
A este producto también le doy mi aprobado. Se parece muchísimo a la mayonesa tradicional, con huevo y a veces lácteos, pero sin sufrimiento. Eso sí, noto que es algo más suave, aunque vuelvo a decir lo mismo de antes: es la opinión de alguien que lleva años sin probar ningún tipo de mayonesa. La he utilizado, por el momento, en una ensalada de pasta cuya receta publicaré en los próximos días, y con patatas fritas, y según la recomendación del envase, puede mantenerse abierta un mes. Mi madre probó la ensalada y pensaba que se trataba de mayonesa con huevo, hasta que le dije que era vegana.
¿Volvería a comprarla? Sí, aunque me han entrado ganas de probar otras mayonesas, pero desde luego, esta no va a quedar desterrada de mi nevera porque me parece un complemento muy útil en ciertos platos.
Caldo vegano sabor pollo de Guimarana

Pocas cosas quedan sin veganizar en el mercado. Las personas veganas ya no estamos limitadas a comprar el típico caldo de verduras (que a veces, ni siquiera es vegano) para hacer una sopa, sino que ahora existen marcas como Guimarana que nos lo ponen fácil con caldos que imitan todo tipo de sabores de origen animal. Yo escogí el de pollo porque era el que más me gustaba en mi época omnívora.
Este caldo tiene un precio de casi seis euros y yo lo he utilizado dos veces. Pero lo cierto es que no he notado una gran diferencia al sabor que tendría la misma comida sin el caldo, lo cual no significa que sea un producto de mala calidad. De hecho, creo que soy yo quien no sabe utilizarlo y quizá he añadido menos cantidad de la que debería, porque he visto diferentes cuentas en Instagram que lo recomiendan, pero en ninguna he visto cómo debe usarse, y tampoco queda muy claro en el envase. Por ello, no puedo dar realmente una opinión, así que seguiré intentándolo.
¿Volvería a comprarlo? Por el momento, prefiero probar otros caldos de la misma marca, porque tengo muchas ganas y así podré comparar.
Mermelada de arándanos 100% de Baronceli

Como ya he dicho, me cuesta mucho salir de una feria sin una mermelada, y la de arándanos es mi favorita, junto con la de fresa y la de moras. En las ferias también aprovecho para conocer empresas pequeñas que fabrican este tipo de productos y que no se encuentran en supermercados ni en muchas tiendas. Esta vez, opté por una mermelada de arándanos 100%, es decir, sin azúcar, de la marca Baronceli. Y es que desde hace tiempo tengo claro que ningún endulzante mejora una mermelada, ya que esta elaboración está igual de deliciosa sin nada añadido más que la fruta o frutas con que se hace. Sin embargo, es difícil encontrar este tipo de mermeladas, y por eso opté por comprarla en aquella feria.
En esta ocasión, no puedo decir su precio porque no lo recuerdo, pero hay que tener en cuenta que mermeladas como esta suelen costar más que cualquiera del pasillo del supermercado, eso sí, su calidad es mucho mejor. Además, hay que sumar que esta es ecológica. Yo la tomo para desayunar en una tostada con margarina, y de verdad que no echo nada de menos el azúcar. Quizá su sabor es menos intenso que las mermeladas más dulces, pero yo la disfruto igualmente.
¿Volvería a comprarla? Probablemente, si tengo la ocasión y vuelvo a coincidir con esta marca, aunque tienen tanta variedad de mermeladas que me apetece probarlas todas.
Galletas de almendra y zanahoria de Diet Rádisson

Las galletas me acompañan en muchos de mis desayunos, pero me aburro si siempre como las mismas, así que voy cambiando y solo repito con las que más me gustan, que suelen ser cookies. Pero a veces me gusta cambiar, y por eso compré estas de almendra y zanahoria, de la marca Diet Rádisson. Cuestan casi tres euros y si no eres muy goloso, da para varios desayunos.
Estas galletas están ricas y son dulces, pero tampoco es que se note demasiado el sabor a almendras o a zanahoria. De hecho, se parecen bastante a unas galletas normales de desayuno de las de toda la vida. Pero no por ello puedo decir que no estén buenas, porque no es cierto. Yo las tomo con café con leche vegetal y para mí es un desayuno perfecto, acompañado de una tostada o frutas.
¿Volvería a comprarlas? Quizá sí, pero cuando tenga de nuevo esa necesidad de cambiar de galletas en mis desayunos.
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